Día 21

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Memorias.

Esas semanas fueron complicadas, el asiento vacío de mi costado izquierdo siempre capturaba mi atención por más que quería evadirlo. De cualquier modo, continué escribiendo las canciones día a día, esperando porque a su regreso yo pudiera dárselas. Cuando el torneo terminó esperé porque al día siguiente Yadiel viniera a buscarme... pero, no lo hizo. Tampoco me lo topé entre los pasillos como habitualmente era, alcancé a ver a todos sus compañeros, menos a él. Era demasiado tímida como para preguntar, por lo que prefería quedarme callada y hundirme en la frustración. El día avanzó y me fui a casa, al parecer Cassie tuvo que irse más temprano cuando su taller terminó, por lo que tampoco pude preguntarle del paradero de Yadiel.

Al llegar a casa los trastes estaban sucios, las flores marchitas y se podían escuchar las frágiles gotas deslizarse por la llave del lavabo. Mi tía era mi compañía, o eso debería ser puesto que siempre que llegaba nunca estaba en casa. Se mantenía ocupada, nunca comíamos juntas. Sabía que ella estaba ahí, pero a pesar de saberlo... me sentía completamente sola. No tenía a quién platicarle mi día a día, lo que sentía ni lo que pensaba, de poco a poco, la sensación de soledad se fue acoplando a mi cuerpo y lo acepté con calma, eso hasta que Yadiel quebró mi burbuja e insistió en entrar. No tenía apetito, tan solo sueño, mucho sueño.

Los medicamentos de verdad anestesiaban mi cuerpo.

Estaba por subir las escaleras, pero un golpe en la puerta me detuvo. Pensé que era mi tía, así que caminé para abrirle, pero al deslizar la puerta y decir "bienvenida a casa" un rostro que echaba de menos me recibió a mí con una sonrisa.

—¡Qué grato! —dijo sonriente. —no pensé que me echarías tanto de menos

—Ya- Yadiel..., ¿Qué estás-

—¡Bueh! Digamos que me herí algunas costillas y tenía que llevar un reposo, es un martirio ¿sabes? ¡Pero eso no importa!

—¡P-Pero si estás herido no tenías que-

—Ten —y extendió una caja cubierta de papel decorativo, tenía un listón rojo y lucía muy elegante

—¿Qué es... esto?

—Si no lo abres no lo sabrás —dijo burlón. —¡Vamos, vamos! Llevo esperando semanas por esto

Lo sostuve y me deshice de la cubierta. Abrí los ojos de par en par al ver las letras enormes de la portada. Un disco de vinilo muy elegante, de cobertura roja y tipografía curveada, además del bello rostro de la mujer que más admiraba.

"Los mejores éxitos de Mome Piaf. Edith Piaf."

No pude evitar mirarlo con asombro, él esbozaba una enorme sonrisa.

—¿De verdad... de verdad es para mí? Pero...

—Mi hermana ya está fastidiada je, je... no puedo dejar de escuchar sus canciones, especialmente cuando estuve de viaje —sus mejillas se tornaron rojas. —escucharla me recordaba a ti, era el único alivio que tenía junto a mí

Mis ojos se volvieron vidriosos.

—¡Gracias! ¡Muchas gracias Yadiel! —me le abalancé encima y lo estrujé con fuerza. —¡Significa tanto para mí!

Escuché su corazón latir con fuerza, sus manos se deslizaron lentamente por mi cintura y correspondió a mi abrazo con una sonrisa.

—Gracias a ti Bridget...

Aquella noche, bajo la nieve ambos recibíamos el calor del otro, dos siluetas separadas que se unificaron como una en medio de un abrazo. El vaho se dispersaba entre mis labios y su aliento cálido golpeaba la parte sensible de mi oreja. La distancia en las últimas semanas y la agonía que venía punzando mi corazón con fuerza se esfumaron, me sentía de nuevo en casa. Me sentía de nuevo abrigada y bien recibida por él. El olor de su fragancia se mezclaba con la escarcha de la nieve y se dispersaba a través de las corrientes del viento.

Yadiel quizá nunca lo sabría, pero su perfume no solo quedó impregnado en mi ropa, sino también en mi corazón. La esencia que él desprendía, la naturalidad con la que me hacía feliz nunca podría compararla con la de alguien más.

Y estaría agradecida con él por el resto de mi vida.

Por dejarme experimentar una sensación que desconocía completamente.

~*~

Cortito pero el viernes traeré un capítulo más largo. ❤️
Espero que les guste ¡Buen día!

35 días contigoWhere stories live. Discover now