Capitulo 14: Tus batallas también son mías.

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“¿Por qué no estás ardiendo? Si estuvieras muerto, te quemarías”, le escuchaba decir sin darse cuenta de mi presencia. Realmente podía usar eso a mi favor y matarle de una buena vez, pero no sería tan benevolente con él.

—Mikael— le llamé haciéndole que diera la vuelta para mirarme.

—Alina, llegaste algo tarde— dijo él claramente burlándose por lo que levanté la mano haciéndole retroceder un poco con magia, lo cual extrañamente no le sorprendió.

—Voy a matarte, lenta y dolorosamente, pero lo haré— le dije acercándome con furia mientras le comenzaba a retorcer con mi magia, ignorando sus comentarios, que solo buscaban hacerme débil, pero no lo iba a lograr.

—eres fuerte, más de lo que recordaba, parece que te enteraste del pequeño secreto de tu magia— dijo él quien al parecer sabia que tenia magia, ya veo porque no se sorprendió—. Pero eso son solos trucos baratos…—soltó mientras se levantaba y acercaba a mí, por lo que empleé mas magia en su contra, lo que hizo que cayera al suelo, por lo que reí.

—Lo dice quien está en el suelo— me burlé de él, pero en vez de enfadarse comenzó a reír.

—Realmente eres fuerte, comienzo a arrepentirme de no aceptarte como mi hija como quería Esther— soltó de la nada mientras se volvía a levantar, rompiendo algo en mí, pero negué antes de volver a atacarle, sin embargo esta vez no retrocedió—. En vez de criarle a él— señaló a Nik—, como mi hijo, lo hubiera hecho contigo, aunque veo que eso no fue necesario, aprendiste a ser fuerte de tu odio hacia él— comenzaba a acercase—. Tuviste que usar tu odio como arma, y defensa a la vez…

—No le odio— le interrumpí con desprecio.

—Pero lo hiciste, le odiaste, le despreciaste, tanto que ni siquiera te importaba en ese entonces entregarlo a mi— soltó sonriendo, por lo que me enojé aun mas, haciéndole retroceder un paso, pero él era fuerte, había que admitirlo—. Me sometes con dolor a través de la magia, pero eso no funcionará para siempre, estoy acostumbrado al dolor— dijo acercándose más a mí, por lo que decidí pasar al plan B.

Bajé mis manos, dejando de emplear magia sobre él, para luego dejar que sed de sangre me dominará, y atacarle. Haber comido no hace mucho realmente ayudó, no recordaba ser tan rápida antes, ni siquiera podía casi notarme mientras me movía a su alrededor, para luego atacarle de sorpresa.

Primero sus piernas, luego sus brazos, ataqué sin piedad, para luego dejarle ver mi rostro, y atacar su garganta, prácticamente desgarrándola antes de soltarle. Él cayó de rodillas al suelo, sin casi poder moverse, por lo que aproveché a ir a donde Nik, podía acabar con Mikael en unos minutos.

Nik estaba aparentemente muerto, pero eso no me importó, me acerqué y le saqué la estaca rápidamente, arrojándola a un lado. Para mi gran sorpresa el rostro de Nik comenzó a dejar el color grisáceo que tenia, por alguna razón. Eso solo significaba una cosa, viviría.

Usé por curiosidad mi oído para poder escuchar si alguien alrededor era responsable de esto, y parece que así era. Podía escuchar las voces de Kol y Davina diciendo algún tipo extraño de hechizo…

Poco a poco Nik fue abriendo los ojos, hasta que se enfocaron en mí, aunque había una expresión extraña en ellos, era como viera algo aterrador detrás de mí. Ni siquiera llegué a voltearme para averiguar que veía, cuando sentí como algo me atravesaba el corazón, haciéndome caer de cuclillas al suelo.

Sabía que no debía haberlo subestimado.

— ¡Alina! —escuché el gritó lejano de Nik llamándome, pero solo cerré los ojos, necesitaba concentrarme sino caería inconsciente.

Más que un original. Alina Libro #2. (Elijah y Klaus Mikaelson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora