Capitulo 1: Un mal comienzo

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— ¿entonces es cierto? —preguntó ella luego de que llegamos a su apartamento, y puse a Hope en su cuna—, ¿recuperaste tu magia? —Asentí como si nada mientras sonreía—, pero es imposible…

—No lo es si lo piensas bien, según tu madre, no soy exactamente un vampiro—expliqué tranquilamente, mientras ella no quitaba esa expresión de confusión—, no es muy comprensible la verdad, pero es cierto, mira— dije, mientras le mostraba mi puño, y lo abría de repente, algo normal, a excepción de la llama de fuego que había en ella, mientras Bekah me miraba sorprendida y luego cerré el puño desapareciendo la llama con ella.

—Tienes tu magia…— soltó sorprendida como si no fuera obvio—, debemos contarle a Nik…

—Ni se te ocurra—ella me miró extrañada—, si sabe de la llamada de su madre, se alarmará, es mejor si por ahora no sabe nada, tengo que saber que tanto poder tengo— dije un poco pensativa, y recordé mi grimorio, el cual me hubiera sido útil ahora, pero lo había dejado, ya que en mis planes no estaban marcharme de viaje de repente—, hubiera sido útil tener mi grimorio aquí…—pensé en voz alta.

— ¿Tu grimorio?, ¿un libro viejo, de color marrón? —Preguntó misteriosamente, pero igual asentí—, creo que uno de mis hermanos lo puso en el maleta de Hope—sin decir nada fui directo a buscarla. Misteriosamente tenía razón, estaba allí.

— ¿Cómo? —Le pregunté y ella me miró confundida—, el libro tiene un hechizo, se supone que nadie que no tenga mi sangre lo puede tomar— expliqué un poco molesta.

—Es obra de Henryk, Nik me lo dijo, creyó que era más seguro en tus manos—dijo como si nada, antes de irse a su habitación, aunque mucho había durado, no nos tolerábamos mucho.

Sin pensarlo dos veces lo abrí, sintiendo el poder que recordaba que sentía cada vez que tocaba sus páginas, podía literalmente la magia de mis hechizos, era como me hablaran a través de las letras, extrañaba esto. No dudé al pasar las páginas, y busqué el primer hechizo que haría, uno de ocultamiento para nosotras, no podía perder el tiempo y arriesgarme a que Esther nos encuentre.

Lo encontré justo en donde recordaba lo había escrito, algo poderoso, pero no demasiado para mí. Respiré profundo y comencé a pronunciar el hechizo, e inmediatamente sentí el poder, por lo que comencé a decirlas más fuerte…

Había acabado, estaba hecho, nadie podría encontrarnos, ni siquiera Esther, mis hechizos nunca fueron de su comprensión antes y mucho menos ahora.

+++***+++

Me había quedado dormida, al terminar hechizo, e iba a seguir así hasta el otro día, de no ser por el sonido conocido de mi teléfono sonando. Me levanté con algo de pereza, y contesté esperando que no fuera de nuevo mi suegra.

— ¿diga? —contesté un poco soñolienta.

— ¿Alina? —preguntó una voz conocida, aunque no sabía cómo había obtenido mi numero.

—Stefan, ¿Cómo conseguiste este número? —le pregunté sin esperar que me dijera porque llamaba.

—Damon—sólo dijo y comprendí—. Me lo dio antes de…, bueno de eso quería hablarte—explicó con la voz apagada, algo estaba sucediendo.

— ¿Qué ocurre?, habla de una buena vez—dije seriamente, y pude oír un suspiro del otro lado de la línea.

—Es sobre Damon—soltó de repente y antes de poder preguntar se me adelantó—, está muerto— dijo sin poder creerlo.

— ¿Es acaso una cruel broma? —pregunté con los ojos ya aguados.

—Lamentablemente no —dijo con ese tono de seriedad que conocía, al parecer hablaba en serio.

Más que un original. Alina Libro #2. (Elijah y Klaus Mikaelson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora