—¿Y cómo qué sitios son esos?

—Lugares públicos como museos, parques, centros comerciales y/o locales de restauración —algún reporte de Aziraphale sí que se lee.

—Ugh... bueno. ¿Un... jardín?

—¿Un jardín... público?

—Pues... sí, más o menos.

—Más o menos no es fiable.

—Puede entrar cualquiera que pague.

—Entonces trae dinero.

—¡No hay que pagar si no entramos por la puerta! —ojos en blanco—. ¡Ugh!

—Nada de delitos.

—Gabriel, te recuerdo que la cita es tu idea. Vamos a bajar ahí o...

—Mi idea, mis normas.

—Bien, bloody hell. Apareceré el maldito dinero en su maldita caja. ¿Vas a bajar con un rayo o qué? —Belcebú bufa.

—Mmm... de acuerdo —¿aparecer dinero es aceptable? Es un poco... delictivo pero bueno, ya sabes, por eso de... "Gánatelo con el sudor de tu frente!"

Eso debe decirle a Aziraphale.

"¡Vende tus libros! Chas chas (sonido de látigo) ¡Arrepiéntete! ¡Siéntete miserable!"

Das miedo, Gabriel.

Ninguna novedad.

Igualmente dudo muchísimo que él le pague al sastre con dinero ganado con el sudor de su frente

Vamos, que ni tan santos todos.

Obviamente NO.

Belcebú asiente, cambiando el peso de pie.

—Q-Que implica... –empieza y se arrepiente.

—¿Mjm?

—O-Olvídalo. ¿Cómo vamos a bajar?

—Agradecería que evitaras el espectáculo de ayer.

Belcebú le mira con el ceño fruncido. Le había salvado de ser comido por un millón de demonios enfadados y le había subido aquí así por... pues... por la puta adrenalina del momento. ¡Y él le había agradecido! ¿Y ahora decía esto así? Ugh.

—Agradecería que no te pusieras en tal posición que tuviera que subirte así para evitar que te arranquen los ojos.

—Uy, sí. Pobrecito de mí.

—Baja como puedas —Ojos en blanco.

—No sé cómo he podido sobrevivir sin tú permiso para hacer eso.

—No es mi permiso, ¡es que no pienso bajarte yo!

—Eso ya lo habíamos consensuado

—Y es justo lo que estoy reafirmando. How the fuck vamos a bajar? Esto no está en donde ustedes tengan escaleras.

—De verdad que si ni esto sabes cómo resolver...

What the fuck! ¡Es tu cita! ¡Tú me invitaste a ella! Ya es bastante que no sepas ni siquiera elegir el lugar —protesta e igualmente frunce el ceño y le toma del brazo arrastrándole hacia las escaleras.

—Es interesante la importancia que tiene de repente para ti este evento —se deja tirar. Mala idea. Si ya te estaban poniendo los pelos de punta todos los comentarios sobre subir volando, qué crees que van a decir todos de esto.

Belcebú se detiene con ese comentario y la verdad es que otra vez tiene que pelear contra la estúpida necesidad de salir corriendo. Gabriel se detiene tras ella, sonriendo

Sin CityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora