Capítulo 51.

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Nicholas.

Salí del examen exahusto, la tortura finalmente había terminado. En pocos días comenzaría el descanso y pasaría más tiempo con Oliver. El problema seguía siendo mi madre, tenía que encontrar alguna manera para convencerla de pasar tiempo fuera sin que sospechara. Pensaba a instalarme a la fuerza de ser necesario, en el apartamento de mi novio. Quería experimentar su día a día y aprender al menos unas cuántas manías suyas. Verle recostado en el marco de la ventana, mientras se fumaba un cigarro, mirando su móvil, me parecía lo más natural que podía haberle visto. Aunque no fui capaz de concentrarme demasiado en el estudio, si que me estudié su rostro, las sonrisitas, los ceños fruncidos y la tranquilidad con la que leía las letras de las canciones para su trabajo.

Salí de la institución frotándome los ojos. El exámen había comenzado a las nueve, pero yo procuré levantarme temprano para repasar antes de rendir, pese a que los últimos días fueron una completa locura entre libros, cuadernos y apuntes. Iba a comenzar a caminar hacia el estacionamiento, más algo me detuvo. James salió con los ojos rojos, al igual que el rostro, pasando a mi lado sin siquiera saludarme, lo cual era extraño, pues por lo general platicábamos un poco a la salida. No es como si me hubiera molestado, tenía ganas de ir al departamento de Oliver e invadir su hogar lo que duraran las vacaciones, más no creí prudente dejar que el chico se marchara solo si había tenido un mal día. Fui detrás de él, esperando que nada grave hubiera pasado. Conseguí alcanzarle y caminé a su lado. Por lo general, siempre tenía problemas. Yo no podía dejar pasar eso como si nada.

─ ¿James?─ no contestó, del bolsillo sacó un pañuelo, limpiándose la nariz─. ¿Te encuentras bien?

Pareció querer contestar, más se ahogó con sus propias palabras y acabó por derramar lágrimas. Dejé de caminar, deteniéndole por el hombro.

─Me sacaron del programa─ masculló molesto─. Dijeron que no cumplí sus expectativas como prometí.

─ ¿Qué?

─Parece que tienen estudiantes que necesitan más el puesto y que son más listos que yo─ ironizó rodando los ojos.

─James, tranquilo, tú eres listo─ Le revolví el cabello con la intención de levantarle el ánimo, más quitó mi mano de su cabeza con gesto de fastidio─. De acuerdo, no estás de ánimo.

─Son unos hijos de puta, ¿Cómo se supone que se lo diga a mis padres? Me van a matar.

─Calma, ven. ¿Quieres... Tomar algo?─ Alzó la mirada, inseguro. No muy lejos había una linda cafetería, podía intentar levantarle el ánimo─. Puedes pedir algo y te tranquilizas, si piensas con la cabeza fría, será mejor.

─No traigo dinero encima─ bufó.

─Yo pago─ Me ofrecí─. Anda, vamos.

─No es necesario, Nicholas.

─Eres complicado. Estoy tratando de levantarte el ánimo, ¿Podrías dejarme hacer eso por ti, aunque sea?

Sonrió, aún con ojos tristes, para después asentir. Caminamos, mientras yo hablaba de idioteces, iba comentándole que Jaques estaba nervioso pues tendría una cita con Teresa en poco tiempo. James se llevaba bien con mi mejor amigo, ambos apoyaban a los Montreal Wanderers, por lo que parecía prestar un poco más de atención a lo que le contaba y no a su problema.

Entramos a la cafetería, estar fuera no era una opción, pues estaba nublado y en cualquier momento podría llover. Miramos las opciones un rato, hasta que se decidió. Llamé a la camarera con cierto nerviosismo pues no acostumbraba a ir a lugares de ese estilo. Ordené lo que Jimmy pidió, nada más.

Entrenando al Baby Boy.Where stories live. Discover now