Mientras Jeremy comienza a explorar el mundo de los Sugar Babys, Oliver, un Baby Boy veterano es abandonado por su Sugar Daddy. Ambos deberán adaptarse a un mundo completamente diferente, donde el mimado aprenderá a conformarse y el conformista apre...
Salí de la sala depilatoria sintiendo ardor en la entrepierna, en todo el cuerpo a decir verdad. Tenía la cara roja. Oliver me esperaba en la sala de espera y sentí que estaba saliendo de hacerme un aborto. Me recibió con un abrazo y una sonrisa. Iba aconsejándome las cremas que debía usar para la irritación, los perfumes más caros, que más le gustarían a mi SD. Un sin fin de cosas que le pedí que me recordara por whatsapp pues no había logrado concentrarme. Me contó todo lo sucedido con el "Mastodonte" como él le llama, consiguiendo que me indigne a medida que la historia avanzaba. Se levantó la camiseta para enseñarme los hematomas. Podía contemplar sobre su pómulo un cardenal amoratado.
Le sugerí la idea de que quizás, sólo quizás, estaba por meterse en terreno peligroso, y que era una relación tóxica que no debía ni siquiera pensar en empezar, pues bastante grave era que le hubiera dicho a sus matones que le den una paliza. Oliver se me rió en la cara, diciéndome que no era la idea enamorarse, sino calentarlo hasta hacerle dudar de su sexualidad.
─ ¿Sabes? Es la primera vez que tengo un amigo homosexual, o al menos abiertamente homosexual.
─ ¿Cómo me llamaste?─ De nuevo estaba fumando. No comprendí que le molestara que se lo dijera─. Me dijiste homosexual.
─Sí, ¿Qué tiene de malo?
─Es un término demasiado refinado para referirse a un puto horrendo como yo.
Pasamos el resto de la tarde juntos, era muy agradable cuando se le pasaba la calentura y el enojo de no haber follado. Finalmente nos despedimos, ya que Oliver debía despertarse temprano para ir al servicio comunitario. No olvidó mencionar el excelente trabajo que hace como maestra de kinder, además tomó mi teléfono y se cambió el nombre con que le había agendado en whatsapp.
Ya no le tenía como Ramita de Olivo sino como "El maestro de pitos".
Llegué a mi departamento agotado, había sido un día largo, pero divertido. Exceptuando que Carter me había tomado como un niño. Oliver dijo que quizás se estaba burlando de mí, hay algunos que son así con los nuevos, probablemente era mi caso.
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Oliver.
Desperté bastante regio, desayuné algo liviano y me di una ducha. Iba con todo el ánimo, escuchando algo de música. Me maquillé apropiadamente, volví a pintar mis uñas de negro, observando que ya estaban largas. La piel la tenía super tersa, así que no necesité nada de base, ni corrector de ojeras. Salí del departamento cuando llegó mi uber y, aunque molesto por lo que Nicholas me hizo, iba bastante nervioso. Era obvio que no se iba a dar el lujo de follarme, así de estúpido era.
Me bajé del uber después de pagar. En la puerta habían varias mujeres con el ceño fruncido, cruzadas de brazos como si fueran maniquíes. Gruñían insultos en mi dirección, fingiendo que no las escuchaba, entré al lugar.
