Capítulo 4.

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Oliver.

El cura me había pedido seleccionar algo de música para la fiesta así que comencé a grabar unas canciones en mi pendrive mientras me ponía hielo en el estómago para que no se me viera tan horrible. Odiaba los cardenales que se formaban, tienen un color espantoso, como los chupones, son algo que no soporto.

De a ratos me ardía y me sacaba la bolsa con hielo, sin embargo tengo tan arraigada la idea de que para ser hermoso hay que sufrir que no descansaba ni cinco minutos que ya tenía la bolsa puesta en la tripa. Terminé con las canciones, me puse manteca cacao en los labios y me fui a dormir, no sin antes darle un profundo trago a la botella de vodka que tengo bajo la cama. La fiesta era a eso de las siete de la tarde, así que tuve la seguridad de que podía dormir hasta tarde.

 La fiesta era a eso de las siete de la tarde, así que tuve la seguridad de que podía dormir hasta tarde

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Jeremy.

─Hola─ Besé la mejilla de Carter después de cerrar la puerta del auto─. ¿A dónde iremos hoy?

─ ¿Desayunaste?

─No.

─Porque sabías que te iba a llevar a desayunar─ Me contestó, encendiendo el vehículo y me cohibí─. Tranquilo, no estoy sermoneándote.

─Sí, está bien─ El trayecto fue tranquilo, me indicó que pusiera algo de música si quería. Encontré una estación de radio donde justo transmitían una canción de Queen y la dejé. Fue una buena señal oírlo tararear y percibir sus dedos tamborilear contra el volante─. ¿Ayer fue un fotógrafo verdad?

─ ¿Cómo dices?

─Ese flash, el tipo de afuera─ Le recordé mientras estacionábamos y bajamos del auto─. Durante la cena.

─Seguramente sí─ Concedió, poniendo su mano en mi espalda baja en lo que subíamos el par de escalones para sentarnos en la parte externa del local─. Pero no te preocupes, de día no suelen venir por mí.

─ ¿Tienen horario?

─Es complicado, son fotógrafos amateur, que buscan todo el contenido posible para publicarlo en revistas de porquería que nadie lee. Así que mucho no me preocupo. Aquí entre nosotros no hay nada sospechoso─ Tomamos asiento, le escuchaba atentamente. Me sentí ligeramente ofendido─. Puedes ser un simple colega o un viejo amigo con el que he salido a tomar un café.

─Cierto.

─ ¿Algún día me piensas contradecir?

─ ¿Para qué?─ contesté con otra pregunta─. ¿Eso le gustaría?

─Eres demasiado complaciente, Jeremy.

─Sí─ sonreí. Él negó con la cabeza, intentando reprimir que se le alzaran las comisuras de los labios─. Lamento si todo esto se siente demasiado falso para usted... Es sólo que es la primera vez que tengo un...

Entrenando al Baby Boy.Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora