Capítulo 33.

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No sé por qué tengo el leve presentimiento de que el capítulo anterior no les gustó mucho.





Oliver.

Nicholas me había dejado exhausto. Cuando la puerta principal sonó con repetidos golpes, no supe si sería capaz de levantarme de la cama.

Le miré, y también soltó un suspiro.

—Al menos pudimos tener sexo ésta vez, ¿No?

Rodé los ojos, intentando reprimir una sonrisa ante su estúpido comentario, mientras me levantaba para dirigirme a ver quién diablos era el mata pasiones hoy. Al incorporarme, sentí una punzada, ahogué un quejido y un insulto. Nicholas no tenía la culpa, no me lo había pedido, yo había elegido no prepararme ésta vez.

Me coloqué unos pantalones cortos, deportivos y un top que hacía juego. No podía dejar que quien sea que estuviera detrás de la puerta me viera desnudo, a no ser que se tratase de Robert Downey Junior.

Al abrir, cómo no, Jimmy estaba del otro lado.

—Oliver, ¿Puedo pasar?

— ¿Vienes de visita?— pregunté confundido—. Adelante.

— ¿Sabes algo de Nicholas?— inquirió, pude notar su mano al rededor de la correa, apretando con fuerza—. Necesito hablar con él.

— ¿Ha pasado algo? ¿Por qué sabría yo algo de Nicholas?

—Porque la última vez que vine él estaba aquí y... Tengo que hablar con él.

—Cuéntame.

—Esta mañana un tipo me siguió en el metro— confesó, le indiqué que tomara asiento y así hizo—. Me encontré a Nicholas y me ayudó a deshacerme de el tipo, pero ahora, de vuelta a casa, el mismo tipo se subió al metro, estaba cerca mío y me bajé en la parada a unas calles de aquí, pero se bajó conmigo. Eché a correr y recordé que vivías aquí, espero que no te moleste.

— ¿Cómo me molestaría? Si vuelve a pasarte no dudes en pedir mi ayuda.

—Gracias— murmuró, apretaba la mandíbula, con la respiración descolocada—. Realmente creí que iba a alcanzarme.

—Está bien— me senté a su lado, rodeándole los hombros con mi brazo—. Los hombres también son acosados, y bueno, tú eres bastante joven, todavía estás en el instituto, por lo general los pervertidos no distinguen entre hombres y mujeres cuando van a acosar a alguien.

—Sigo sin poder creerlo— bufó, pasándose las manos por la cara—. ¿Puedes prestarme un teléfono? No tengo saldo.

—Claro, ¿Les dirás a tus padres que pasen por ti?— asintió, le tendí mi móvil desbloqueado y lo tomó—. Quédate hasta que estén en la puerta, ¿Quieres algo de beber? Tengo jugo.

—Eres muy amable, me haces sentir culpable— dijo cohibido.

—No pasa nada— en lo que él realizaba la llamada, me encaminé a la cocina. Le serví un poco de jugo y al volver a la sala, él estaba dándole explicaciones a sus padres—. Ten.

Me agradeció con una sonrisa, que se borró al oír la voz de un hombre adulto, que parecía bastante molesto.

—Lo sé... Pero papá...— volvió a quedarse en silencio, oyendo los regaños al otro lado de la línea—. De acuerdo... Lo siento, te veo luego, adiós.

Me devolvió mi móvil, su gesto se veía tan molesto como triste. Solté un suspiro, yendo a la habitación a buscar a Nicholas.

Me miró, evidentemente por su gesto había estado escuchando todo. Le hice un gesto para que viniera conmigo y así hizo. Al llegar a la sala, nuevamente, nos encontramos a James llorando. No me generó sorpresa, sabía que estaba bajo mucho estrés, a mí también me había pasado. Usualmente me confundían con una mujer teniendo que viajar en el transporte público, por ello comencé a tomar transportes más particulares, como taxis o Ubers.

Entrenando al Baby Boy.Where stories live. Discover now