—Porque le gustas y quiero que cualquier tipo de ilusión que tenga se esfume de su cabeza.

—No seas así. Jason te salvó la vida, ¿recuerdas? Y ten en cuenta que el hechizo lo dejó muy cansado. Demasiado. Regresarte a la vida lo dejó agotado. No seas malo con él.

—Solo no quiero que se haga más ilusiones.

—No se hace ilusiones. Chase, Jason no quiere nada conmigo. ¿Cuándo lo vas a entender? —quise saber. Chase asomó una sonrisa pícara que me hizo fruncir las cejas—. ¿Ahora por qué sonríes?

Se me acercó y con su brazo me atrajo más hacia él. Su frente chocó con la mía.

—Se me para cuando te molestas —murmuró cerca de mi boca. Que dijera eso me recordó a la vez que hizo que lo tocara.

Tragué saliva.

—Chase... —quise alejarlo.

—¿Te molesta si llevo tu mano a mi pene?

Joder. Me puse como un tomate. ¿Por qué me decía esas cosas? Él sabía que me ponía incómoda, pero no tenía que hacer esto. No tenía que hacerme sonrojar de tal manera. Además, ¿qué esperaba que le respondiera? ¿Sí, Chase, quiero tocar tu pene? ¿Eso quería? Porque no. Claro que no le iba a decir eso.

No dije nada.

Tomó mi mano y la llevó bajo la sábana. No tardó mucho para que sintiera que su miembro estaba duro.

—¿Ves cómo me pones?

—Sí... —contesté sin querer.

—Ahora tengo muchas ganas de hacerlo otra vez. De sentirte —musitó y me besó de la manera que me volvía loca mientras hacía que lo masturbara.

Yo también quería volver a hacerlo. No solo por el placer que sentía, sino también porque quería aprovechar lo que quedaba de la noche con él. En la mañana tendríamos que volver a casa de Violett antes de que mi madre pasara a recogerme.

—¿Qué dices? ¿Lo hacemos de nuevo?

Le mordí el labio en respuesta. La captó de inmediato.

—¿Podemos intentar alguna otra posición? —pregunté y le robé una sonrisa.

Afirmó y me besó en los labios para luego levantarse a buscar otro preservativo. Su trasero quedó al descubierto y me enganché mordiéndome el labio. Vaya culo que tenía.

Me senté en la cama cuando se acercó. Me regaló otro beso y luego murmuró:

—Ponte en cuatro.

Agrandé los ojos un poco.

—¿En cuatro?

—En cuatro —afirmó mientras se colocaba el condón.

—Bueno —dije dudosa. No por miedo a que me resultara doloroso, sino a estar tan expuesta a él.

Aun así, hice lo que me dijo.

—Inclínate un poco más abajo —ordenó con voz seductora. Le hice caso.

Chase masajeó mi trasero unos segundos y, luego, sin esperármelo, me dio una nalgada que me hizo gemir. No fue ni fuerte ni suave. Estuvo en medio. Y se sintió... interesante.

—Hazlo otra vez —pedí.

No lo veía pero podía apostar a que sonreía.

—Te estás volviendo toda una traviesa, Skyler.

—Tú eres el culpable —contesté.

Me dio otra nalgada con la misma intensidad. Seguramente ahora mi piel se encontraba enrojecida, pero no era un problema para mí ni nada que me detuviera a seguir permitiendo lo que Chase hacía. Como si leyera mis pensamientos, volvió a palmear mi trasero. Lo presionó con fuerza y luego subió su mano por mi espalda, tocándome y sintiéndome con disfrute.

Atracción destructiva +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora