-OCHO-

6K 456 27
                                    


Davina (POV):

No podía parar de morderme las uñas mientras un tic nervioso atacaba mi pierna izquierda. Toda esta situación no era normal, yo debía de estar viviendo una simple vida de chica universitaria, y no esto. Tenía veintidós años, y conocía a dos de los jefazos principales de la mafia a nivel global, además de tener un primo drogadicto y a un esquizofrénico obsesivo a la vez que narcotraficante detrás de mi sobrenombre "Storm".

¿Cuánto tardía en atar cabos y encontrarme?

- ¿Cuándo vas a irte? - Pregunte sin si quiera filtrarlo.

Raynard se había quedado por órdenes de Jakob hasta que diese aviso de que podía irse de mi apartamento. A mí la situación me estaba agotando y quería estar sola, pero a la vez era lógico que estar sola no era lo más indicado en mi situación.

- Créeme que lo que más me gustaría es irme de aquí, hübsch (bonita). – Lo dijo con tal dureza que no conteste. – Aria no quiere que pases la noche sola, y Jakob quiere que me quede aquí hoy. El resto de los días tendrás vigilancia. – Rodé los ojos sentándome en el sofá mientras tragaba duro.

- Maravilloso... - Susurre.

- ¿Tú te crees que me hace gracia estar aquí? Mi trabajo no es estar cuidando de una niña. – Fruncí el ceño levantándome de golpe.

- Oh... claro que no. Tu trabajo es traficar y matar, ¿verdad? ¡Mucho mejor! Donde va a parar. – Solté sarcástica.

Empezó a andar a mí a paso amenazante, hasta quedar a pocos centímetros de mi cuerpo. Agacho la cabeza fijando sus ojos congeladores en los míos.

Mierda, da miedo.

Volví a tragar duro sin quitar mi mirada de la suya, no iba a permitirlo.

- Mira blöde (estúpida). – Alce una ceja sin saber que me había dicho, aunque una ligera idea podía hacerme. – Tú no tienes ni puta idea de cómo funciona nuestra mafia, ni si quiera sabes a que nos dedicamos. Pero una cosa te voy a decir, si tuviese que matarte ni si quiera pestañearía. – Mi corazón estuvo parado durante unos segundos hasta que volvió a latir.

- Entonces demuestras lo que ya me imaginaba que eras. – Susurre sin titubear.

Sus labios se arquearon formando una sonrisa burlesca.

- No te puedes imaginar lo que puedo llegar a ser cuando quiero algo, blöde (estúpida). – Bufe indignada.

- ¡Si me vas a insultar hazlo en mi idiota, pedazo de ... - Antes de que pudiese terminar la oración me tenía agarrada de los brazos, nuestros labios estaban a escasos milímetros.

Mierda, me falta la respiración.

- Acabo de decir que te mataría sin pensarlo, ¿acaso no aprendes? – Me revolví hasta soltarme y alejarme unos pasos de él, su contacto me ardía, y no era una sensación que me gustase.

- Púdrete.

Salí de allí disparada encerrándome en mi cuarto. Joder, ¿por qué tenía que pasarme toda la mierda a mí? ¡Dime universo! ¿A caso en otra vida fui una vil asesina? Estaba metida en tantos líos que dudaba de más si algún día podría salir de alguno. Aunque hay uno del cual no creía que fuese a salir jamás, uno con nombre y nacionalidad alemana.

Raynard (POV):

Llevaba encerrada dos horas en su habitación después de nuestra pequeña pero motivadora discusión. Davina era repelente, no media sus palabras, y no se daba cuenta con quien der Pot (mierda) estaba hablando. Soy mano derecha del mismísimo monarca de la mafia a nivel global, y ella no paraba de desafiarme con sus estúpidas palabras llenas de sarcasmo.

El Diablo del Infierno. | I DIABLO |Where stories live. Discover now