-VEINTINUEVE-

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Davina (POV):

Me llevé la mano a la frente cuando sentí un pinchazo en esta. Un pequeño rayo de luz se colaba por la ventana, era lo suficiente intenso para que me molestase. Moví mi mano derecha a un lado al notar que no estaba sola en la cama. Primero pensé que se trataría de Raynard, pero cuando toque una mano fina y suave descubrí que no era él. Abrí los ojos de golpe descubriendo que se trataba de Molly, quien tenia todo el pelo sobre su cara.

¿Qué hacíamos las dos aquí?

Me gire para coger mi móvil que permanecia en la pequeña mesilla que había al lado de la cama.

Las doce de la mañana.

¿Estaría Raynard enfadado?

No lo sabía, pero si sabía que Aria lo estaba. Me tenia que apuntar una nota mental para después de que se me pasase este horrible dolor de cabeza pudiese hablar con ella y me explicase su actitud hacia Molly.

Volví a mirar a Molly con la intención de despertarla.

- Oye... - Comencé a agitar su cuerpo. – Venga Molly despierta.

- Ya... para...

- Venga Molly despierta son las doce de la mañana.

Como si de un muelle se tratase se incorporo en la cama con una rapidez impresionante.

- Dios mi cabeza... - Se quejo. Sus ojos me miraron con todo el maquillaje corrido. - ¿Las doce? – Susurro.

- Si, ¿Qué pasa?

- Scheisse. (Mierda)

Se levanto de la cama para ir rápidamente al baño. Con pesadez la seguí intrigada por su comportamiento.

- ¿Me vas a decir que pasa?

Levanto la cara del lavabo cuando termino de enjuagarse con agua y jabón.

- Mis tíos venían a las doce para conocerte.

Wow, wow, wow...

- Espera, ¿Qué? – Dije con un extraño terror en el cuerpo. – Espero que sea una maldita broma.

- Créeme, no lo es. – Me agarro de la muñeca arrastrándome a su lado. – Lávate la cara y ponte ropa limpia. Yo voy a mi habitación y vengo a buscarte.

Asentí confusa viendo cómo se iba corriendo de la habitación en la que estaba yo alojada.

¿Se podía saber porque el idiota de Raynard no me había comentado antes la visita de sus padres adoptivos?

Maldita sea el dicho alemán mafioso.

Después de darme una rápida ducha y secarme el pelo, me dirigí a donde estaba mi maleta. La abrí sacando unos vaqueros acampanados y un top de manga larga y cuello de cisne negro. Cogí unas convers negras con plataforma y me las calcé lentamente. Aunque la ducha me había sentado de maravilla aun sentía bastante pesadez en la cabeza. Ayer nos habíamos emborrachado bastante y ni si quiera estaba preparada mentalmente para afrontar nada de lo que estaba por venir. Cuando abrí la puerta de mi habitación preparada para salir, el corpulento cuerpo de un rubio que me traía loca me miraba con una divertida sonrisa.

Sople pesadamente por la resaca que llevaba en el cuerpo.

Este me agarro ambos lados de la cara para dejarme un suave beso en la frente.

- ¿Cómo estás? – Me encogí de hombros, mirando por el rabillo del ojo si aparecía Molly.

- ¿Por qué no me habías dicho que venían los padres de Jakob hoy? – Este alzo una ceja.

El Diablo del Infierno. | I DIABLO |Where stories live. Discover now