-UNO-

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Davina (POV):

Volví a mirarme al espejo, llevando mis manos tras mi cabeza para apretar un poco más la cola caballo que me acababa de hacer. Soltando un suspiro apoye ambas manos en el lavabo del baño, mientras clavaba los ojos en mí. No era fea, o al menos así no me sentía yo, llevaba unos pantalones de cuero ajustados a mi cuerpo, con un bodi granate. Me sentía sexy.

Aún seguía alucinando con lo que me dijo hace un mes Aria, mi mejor amiga. Su novio, era el mismísimo jefe de la Mafia Alemana, la cual, ahora mismo, permanecía al grupo de las mas poderosas del mundo. Al principio no lo asimile muy bien, es decir, ¿cómo se supone que debería hacerlo?, sin embargo, después de soltarme la bomba, me permití hablar con Jakob, apodado El infierno. Se cabreo con Aria por haberme contado todo, asegurando que, ahora yo también podría estar en peligro.

Estupendo.

De todas formas, intente tranquilizarme, asimilarlo, y comprender a mi amiga. Estaba enamorada, y él de ella. Y eso bastaba, porque el amor lo puede todo, ¿no?

Eso dicen.

Él idiota que siempre va con Jakob es su mano derecha, Raynard, un capullo arrogante con aires de diva mafiosa.

-¡Davina! ¿!Dónde estás!? - La voz de pito de mi amiga me saco de mis precisos y analíticos pensamientos.

-Ya salgo. – Solté un suspiro de resignación antes de apagar la luz del baño e ir al pequeño salón de nuestro apartamento.

-Vamos a tomar unas copas amiga, sonríe más.– Hice una mueca con mis labios antes de reír.– Esos pantalones te quedan genial.

-¿Vamos? – Pregunté mientras metía el dinero y DNI en la funda del móvil, el cual fue directamente al bolsillo de atrás de mis pantalones.

-¡Si! ¿Lista para ligar? – Rodé los ojos pasando por su lado, para así abrir la puerta.

-Aria sabes que no..-Su preciosa voz chillona me interrumpió saliendo del apartamento, haciéndose a un lado para que pudiese cerrar la puerta con llave.

-Davi, tienes que soltarte más. Eres demasiado tímida y sarcástica, una combinación un poco extraña. – Entrelazo su brazo en con el mío antes de dirigirnos escaleras abajo.

-Déjalo Aria. – Sentencie.

Tenia amigos y amigas, pero, cuando un chico se interesaba por mi o me atraía, me volvía realmente estúpida y nerviosa. Sentía mi cara arder, mis manos sudar y mi lengua balbucear, y lo peor de todo, empiezo a soltar cosas sin sentido ninguno. Siempre me ha pasado, y a mis veintidós años sigue pasándome.

Hasta llegar a la planta calle y salir de nuestro viejo edificio donde vivíamos, permanecimos totalmente en silencio. Una vez abrimos la puerta observe un Mercedes negro justo delante de esta, un coche que conocía perfectamente bien.

-¿Qué hacen aquí? – Escupí indignada.

-Yo tambien me alegro de verte. – La gruesa voz de Jakob junto a su corpulento cuerpo apareció delante nuestro, yendo directo a comerse la boca de mi amiga.

-Yo también, tanto que tengo ganas de vomitar.–Me lleve una mirada reprobatoria de Aria, pero me importaba un pepino.

Miré de nuevo hacia el coche encontrándome con una mirada congeladora sobre mí, un escalofrío que me llego hasta la punta de los pies me recorrió.

Raynard Schneider el tipo mas sonriente que he visto en mi vida.

-Se me olvido comentarte que vendrían. – Soltó una pequeña risa antes de colgarse al cuello de su infierno favorito.

El Diablo del Infierno. | I DIABLO |Where stories live. Discover now