Con lentitud y silencio, aun con mi mirada fija en él, me muevo por la cama, tratando de alcanzar la pistola que tenía bajo la cama. Intenté hacer el menor ruido posible, pero él no es tonto.

Will agarró mi muñeca con fuerza, observándome con enojo. Una sonrisa macabra se formó en mis labios.

—¿Por qué intentas destrozar la diversión tan rápido, bonita? Mejor juguemos un entretenido juego. Yo te cuento una cosa sobre mí, y tú me dices donde está la foto.

Confusión se refleja en mi rostro mientras intento liberarme de su agarre, pero me era imposible. Tiene demasiada fuerza.

—¿Qué foto? ¿De qué estás hablando? —me atrevo a preguntar, intentando librarme de él.

—Sabes muy bien de lo que estoy hablando, Eider —me reclama, colocándome bajo él y con su mano libre, acaricia una de mis piernas desnudas—. La foto de los Frederick, la que robaste de la habitación 219. ¿Dónde está?

El portarretratos.

¿Por qué le interesaba tanto?

—No la tengo yo —confieso, pudiendo oler el aliento mentolado de Will. Su nariz rosa la mía, mientras que me tiene completamente aprisionada—. No la tengo, Jake.

Will me mira confundido, como si pudiera escuchar mi corazón y saber que no estoy mintiendo. Eso me pone aún más nerviosa.

—Eider Reed no es tan inteligente para pensar que un portarretratos puede ser importante. Eider Reed robaría las armas, no una foto. El que robó la foto debe estar más interesado en el pasado del asesino, no de sus capacidades, como a ti te interesa. ¡Ah! Qué fácil.

Will saca su celular de su bolsillo y, aún con su mano sosteniendo mi muñeca, marca un número en el teclado, colocándose luego el aparato sobre la oreja.

—Oye, Liam, el portarretratos está en la habitación de Hastings.

En camino —habla Liam al otro lado de la línea, colgando el teléfono. Will guarda nuevamente su celular en el bolsillo, volviéndose hacia mi.

Con su mano libre, Will levanta un poco la tela de mi disfraz, dejando libre mi estómago. Me observa perversamente, con obsesión en sus ojos.

—Ay, Eider. Con lo que has hecho, lo único que has provocado es que mi obsesión contigo crezca aun más. —Mis nervios aumentan cuando Will se acerca a mi piel desnuda, besando mi estómago.

Mi nerviosismo aumenta, junto al miedo. Las imágenes de aquellas mujeres violadas y maltratadas vuelve a mi como un flashback, aumentando mi terror.

Los besos húmedos de Will suben mientras que jala la tela hacia arriba, dejando descubrir mi ropa interior.

—Jake, por favor —no puedo evitar decir sin que se me salga una lágrima. Me siento desprotegida, desarmada, sola—. Will... por favor.

Un shh largo sale de los labios de Will mientras que su mano acaricia mi cabello. Él me observa, triste, intentando tranquilizarme.

—No te voy a hacer daño, Didi —me promete en un susurro—. ¿Cómo le podría hacer daño al amor de mi vida? No me importa que hayas elegido a Liam sobre mi. Te perdono. ¿Oíste? Te perdono, bonita, te perdono.

Las lágrimas dejan de salir y comienzo a escucharlo. Me perdona, él me perdona. Tal vez no me haga daño. Tal vez estoy a salvo.

—Ahora tú y yo vamos a salir allá fuera, vamos a poner nuestras más grandes sonrisas, y vamos a ser la pareja que siempre soñamos, ¿sí? ¿Cierto, Eider?

HABITACIÓN 219Donde viven las historias. Descúbrelo ahora