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LOS Frederick.
Sí, en plural.

Hacer que te enamores de mi.

No lo decía en serio, ¿verdad?

―Párate ya, Didi. Te estoy diciendo que ayer conocí a alguien del equipo y quiero ir a ver las prácticas contigo.

Pero yo no podía moverme.

Estaba tirada, con mi pijama, en mi cama, con mi cra pegada a la almohada y sin ganas de moverme. ¿Que había querido decir? ¿Me lo tenía que tomar literal? ¿O era simplemente una broma de mal gusto?

Resignada, termine por levantarme de la cama. Me coloque unos jeans y una camiseta suelta con el nombre de la universidad. Mi mirada fue directamente a mi computador. Todavia tenía que terminar aquel informe de cual no llevaba más de cien palabras.

Guardándolo en mi mochila, camino junto a Cathy al campo de fútbol. Sabía que Mickey, Kristen y Rachelle ya estarían ahí, después de todo es lo que hacemos siempre. Ir con Cathy a solas realmente no me apetecía del todo.

Tampoco me apetece ir a ver a Frederick. Después de su confesión de anoche, realmente siento que no voy a poder verlo desde lejos sin que mis piernas tiemblen, que se me pongan las mejillas sonrojadas y que me de un calor incontrolable.

Nos sentamos junto a los otros tres y este día opto por sentarme junto a Rachelle y Kristen, poniendo mi cabeza en su regazo y leyendo un libro que había empezado.

Escucho el silbato sonar y levanto mi mirada. Ahí está Frederick, corriendo hacia el grupo de Hastings y Miller con su camiseta de entrenamiento con el número 15. Estoy a mas de cuarenta metros de él y aún así puedo ver su sonrisa.

Tyler esta tirado en el campo, dormido, con unos lentes oscuros puestos. Su boca está abierta y pareciera que la baba cae, mientras que su cabello está completamente despeinado.

—Ayer casi no te vi en la fiesta, Didi —entabla tema de conversación mi compañera de cuarto, y por alguna razón llama la atención del resto de mis amigos—. Que estuviste haciendo.

—Intentando hacer nuevos amigos —anuncio pasando la página, volviendo a mirar de reojo a Frederick.

Hacer que te enamores de mi.

Por un segundo me duele el estómago.

—¿Conversaste con algún chico que valga la pena? —la pregunta de Cathy me saca de mis pensamientos.

—Hablé con Hastings y Frederick.

Rachelle y Kristen se voltean atónitas hacia mi, mientras que Mickey nos ignora para ver el juego. Cathy, quien ya me estaba mirando, simplemente abre la boca y puedo ver como en sus ojos aumenta su curiosidad.

—Oh mi dios... ¿y qué te dijo Frederick? ¿De que hablaron?

Me da ganas de reír de lo ridícula que suena Kristen al hacer esas preguntas. Tuve que atorar la risa en mi garganta para que no creyera que me estoy burlando de ella y dejara de ser mi amiga, después de todo, si me estaría burlando de ella.

—Hablamos de canciones y... nada relevante en verdad. Es amoroso.

¿Por que decir increíblemente guapo y coqueto? No hace falta.

—Oí que —empezó Kristen y Rachelle y Cathy prestaron su atención en ella— en preparatoria, adoptaba cada vez que podía, cachorros heridos que mandaban a la perrera y él trataba de salvarlos. Creo que está estudiando medicina veterinaria, y va a abrir su propio refugio cuando se gradúe.

HABITACIÓN 219Donde viven las historias. Descúbrelo ahora