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Y mientras que Eider creía que todo estaba perfecto,

resulta que a Kyle solo le atraía el juego,

y estaba más concentrado en su oscuro secreto.


—Kyle —susurré. Estaba dormido, completamente dormido.

Al ver que yo no quería ir más allá, ofreció que me quedara a dormir, prometiéndome que no intentaría nada. Y bueno, decidí aceptar, pero más porque estaría con él, para saber que era la que estaba en la pared.

Saqué su brazo de mi cintura y me paré de la cama (o colchón mejor dicho) con sumo cuidado. Sin hacer mucho ruido, me acerqué hasta la pared.

Pude reconocer varios nombres: Gabriel Fletcher. Mamá siempre lo mencionaba en las mañanas cuando leía el diario. Era un empresario famoso, y sobre todo guapo. Recuerdo que dijo que le daba pena la gente que trabajaba para él. Mamá dijo que su empresa era la que aportaba satélites y antenas de internet y celular a nivel nacional e internacional. Que gracias a la empresa Fletcher teníamos todo aquello.

Miro mi celular: junto a las barritas de señal, el nombre Fletcher en mayúsculas me llamaba la atención. Yo era fiel cliente de su empresa.

Ahora, ¿por qué Kyle tendría pegados recortes de noticias acerca de Gabriel Fletcher y otros empresarios en su pared?

Comienzo a sacar foto de la gran tabla tratando de hacer el menor ruido posible. Guardo mi celular en mi bolso y me volteo para volver a la cama. En verdad no es una cama, es una cama plegable casi a raz de piso, que suena cada vez que te mueves. Pero es un cuarto privado, por lo que debe tener sentido.

Tratando de hacer el menor ruido posible, me acuesto junto a él. Siento su respiración en la parte trasera de mi cuello, parando cada uno de los pequeños pelitos que se encuentran ahí. Es un sentimiento agradable, bueno, no tanto que respiren encima de ti, pero su respiración es cálida, calmada; nada comparada con la mía: agitada.

Cierro los ojos coinciliando el sueño luego de unos minutos.

Ya a la mañana, siento el peso de su brazo en mi cintura. Abro los ojos recibiendo el rayo de luz directo a mis ojos, y volteo a mirar la pared.

Los recordes, las lanas, las fotos no están.

Por un segundo pienso que soñé todo, que en verdad no estaba ahí.

Inmediatamente, veo hacia mi bolso. Mi teléfono, ahí estaban las fotos que había sacado.

―Buenos días ―la voz de Kyle me asusta. Me volteo en un instante hacia él para recibir una mirada de confusión de su parte―. ¿Todo bien?

―Sí. ―No parece creerme―. Todo está bien, solo que, tengo que irme. Prometí que iba a desayunar con las chicas.

Kyle asiente y besa mi frente. Con una sonrisa fingida, me paró de la cama y agarro mi bolso. Deposito un corto beso en sus labios y salgo a la velocidad de la luz de ahí.

Sabía que era mala idea involucrarme con Kyle Frederick; debí empujarlo ese día en los bosques; era mala idea, muy mala idea. Ahora estaba involucrada sentimentalmente con alguien que tiene puras fotos de empresarios en su pared y que un día para otro desaparecen, cosa que no tiene sentido absoluto.

HABITACIÓN 219Where stories live. Discover now