10 - Primera parte

61 5 1
                                    

"Las personas no entienden los trastornos mentales; creen que son mentira"

- Ariana Godoy


Si quieres atrapar a un asesino, tienes que pensar como uno



Will estaba a punto de suicidarse frente a mi.

—Me quedé dormida, Will. Tuve que acompañar a Cathy: ella también era amiga de Mindy. Por favor... baja el arma —le ruego en susurros. Su mirada está perdida, pero lo que me sorprende es que no veo ninguna lágrima caer—. Will por favor... No puedo perderte.

—¿Te acostaste con él, Eider? —Niego con la cabeza—. ¡Prometiste no mentirme!

—No te he mentido: no me acosté con Liam —seguía susurrando, tratando de mantener la calma. Su mirada seguía oscura, como si no creyera lo que veía—. Por favor, Will, no puedo vivir sin ti.

El dedo índice de Will seguía temblando sobre el gatillo. Me sorprendí a mi misma viéndome tan calmada: Will Frederick, el hombre más feliz que conozco, que tiene un sueño, alguien gentil y honesto, estaba a punto de hacer algo de lo que no hay vuelta atrás.

—Querer una persona y no poder vivir sin ella son dos cosas completamente distintas. —Will deja de temblar y su mirada se vuelve completamente fría—. Yo no conecto con las personas, nunca he tenido el deseo de proteger a alguien, de estar con alguien: tú eres la primera persona con la cual puedo sentir, Eider. He estado tan solo. —Sube la pistola hasta posicionarla al lado de su ceja, en dirección a su cerebro—. El forense dice que Mindy se suicidó, ¿sabias? ¡Ella me tenía a mi! Ahora no tengo a nadie... tú no me quieres.

—Si te quiero, Will—

—¡No me quieres! —me interrumpió—. Yo no tengo amor suficiente para los dos Eider; ni siquiera tengo el amor que debo darte a ti. ¡Se suponía que tenías que amar por ambos, hermosa! Tú debías ser mi héroe y yo tu príncipe encerrado en una torre. ¡Tú debías salvarme!

Ninguna lágrima salía por sus ojos, pero su voz sonaba quebrada. Esos ojos azules ya no expresaban luz, si no pura oscuridad. Un huracán de tristeza se había llevado a Will.

—Entonces déjame salvarte. Déjame estar ahí para ti. —Con suma delicadeza, comienzo a agarrar la pistola y removerla de la mano de Will. Él no pelea—. Déjame aprender quererte, Will.

Logré quitarle la pistola. Su mirada, fija en el arma, viendo como intentaba sacar las balas. Lo había visto en cientos de películas, pero no es tan sencillo como parece. Luego de lograrlo, las puse en el escritorio de Cathy, cual era el más cercano, junto a la pistola.

Volteé a mirar a Will: respiraba agitado, como si estuviera a punto de explotar.

Pase las manos por su pelo, acariciando cada cabello con tiempo. Su mirada, fija en mí, observando y analizando cada uno de mis movimientos.

—¿Prometes solo quererme a mi? —Su voz sonaba ronca, como si recién despertara de un mal sueño.

—No puedo prometerte eso, Will. ¿Que pasa con las otras personas en mi vida, como mis hermanos o mis amigos?

Muy buena idea, Eider. El chico tiene tendencias suicidas y le estas quitando su esperanza.

—Entonces prométeme que una parte de tu cariño siempre será para mi: una gran parte, no una chiquita. Quiero siempre estar en tu corazón, aunque tenga que compartirlo con otras personas. Quiero que me quieras con toda tu alma, más de lo que yo soy capaz de darte. Sé que suena egoísta, pero quiero levantarme en las mañanas, todos los días, y poder decir: "La chica más hermosa de todo la galaxia me quiere", y que sea cierto.

HABITACIÓN 219Where stories live. Discover now