Capítulo I

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Quince minutos de retraso, nunca podía llegar a la hora acordada, todas las parejas desfilan delante de mi, derrochando amor; ellas cargando enormes peluches o caros ramos de rosas y ellos pagando todos los caprichos que sus novias pedían. No soy una persona envidiosa pero verlos tan felices mientras mi novio me hace esperar como idiota frente a todos los puntos de regalos me esta comenzando a molestar.

Veinte minutos de retraso, ya no puedo ver más parejas, ni peluches o rosas. Mi teléfono comienza a vibrar, un mensaje
"Linda, sigo en el gimnasio. Llegare en unos treinta minutos, lo siento. Besos"
Nada nuevo, esta era la rutina de todos los días y normalmente no me molesta tanto, pero el hecho de que sea día de la primavera, la amistad y sobre todo el amor me afecta. Treinta minutos, tengo tiempo de sobra para dar un paseo por el pasaje de libros y artesanías.

Como era de esperar el pasaje está tan lleno de gente, a tal punto que me es muy difícil ver algo, camino hasta llegar a las artesanías, también había gente pero era una cantidad más moderada. Todos buscaban algún regalo para sus parejas o amigos, lo mejor era salir por la parte trasera, ver tantas personas me pone ansiosa, pero no el en buen sentido de la palabra, veo que al cruzar la calle hay una galería, parece un lugar mucho más tranquilo, quizá por los tatuadores y el tipo de cosas que venden, voy pasando, solo viendo por fuera hasta que encuentro en uno de los locales un collar con el logo de Batman en plata o acero, es más probable que sea de acero, tal vez del mismo acero que hacen los piercings que vende, entro y nadie se percata que de mi presencia, la música esta un poco alta, me acerco al vendedor para preguntar el precio. Es un hombre de unos cincuenta años, viste una polera con el logo de Judas Priest y lleva el pelo largo, sujeto en una cola baja

—Disculpe —el señor se da la vuelta y deja un cigarro en un cenicero que tiene frente a el— ¿Puedo ver el colgante de Batman?

—¿Este? —lo saca del mostrador y me lo pasa— Es bañado en plata, un bonito detalle para alguien especial- lo miro de nuevo. Si era un bonito detalle pero Gastón no lo merecía—. ¿Quiere que se lo envuelva?

—No, esta bien. Gracias.

—¿Por qué? ¿No hay nadie especial?—escucho una voz detrás mío.

Giro y veo a un chico alto, delgado con el pelo algo revuelto.

—Si lo hay o no, no es de tu interés —respondo mientras miro otras cosas del mostrador.

—O sea... No hay nadie especial. —de manera rápida aparece al otro lado del mostrador y deja una guitarra en una silla junto a el— Cris ¿Esta tu hermano? Tiene que retocarme un tatuaje— le pegunta la encargado sin dejar de mirarme.

—Está, veré si se encuentra ocupado con algún cliente —recorre una cortina negra y desaparece detrás de ella.

—Gracias —dice en voz alta, para que pueda escucharlo— Ahora, creo que deberías comprar ese colgante —otra vez está hablando conmigo— Aunque no tengas a nadie especial, algún día lo tendrás y estoy seguro de que se merecerá uno así— No digo nada sigo mirando todos los objetos que tengo delante mío, quiero salir de ese lugar, pero quiero hacerlo sin parecer desesperada o asustada—. Un colgante de Batman, no lo merece cualquiera.

Sin que me de cuenta lo veo parado junto a mí y se queda mirándome.

—¿Siempre eres tan seria?—apoya un brazo en el mostrador— Por eso estas sola un veintiuno de septiembre.

¿Mi Problema? TúTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon