Capítulo L

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Termino de arreglar mi cabello, reviso por última vez que mi maquillaje este bien y salgo del baño. Santiago está sentado en su cama jugando con Floyd, quien para no tener ni un año aún, se cansa con facilidad, es cómo una versión blanca de Garfield y no me sorprende porqué pasa la mayor parte del día comiendo y si no come duerme, y si, ese es el gato con sobrepeso de mi novio...

— Aún estamos a tiempo de no ir...

Levanta la cabeza y recorre mi vestido con la mirada; intente ponerme uno que me regalo Isabel en mi cumpleaños, pero digamos que dejaba muy poco a la imaginación, así que opte por el vestido de satén verde musgo que me compre con Gastón pensando en la fiesta de año nuevo, es más, recuerdo que él lo eligió; es algo corto y holgado, pero con el dobladillo ajustado, las mangas de murciélago y con una abertura en la espalda.

— Y ¿Por qué recién estoy viendo ese vestido? — pregunta Santiago y se pone de pie para acercarse a mí— Podemos quedarnos y esperar el año nuevo aquí... — posa sus manos sobre mi cadera— Tengo un par de ideas de lo que podemos hacer con ese vestido...

— No, ni lo pienses... —creo algo de distancia entre los dos. — Tu hermano nos invitó y aceptamos...

— Aceptaste — me corrige — Yo no lo hice.

Enarco una ceja y lo miro mientras vuelve a jugar con Floyd.

— Tienes razón, yo lo hice... — tomo mi bolso y mi móvil, pero él no me mira — Tu no te preocupes puedes quedarte, yo iré a la fiesta...

Voy hacia la puerta y escucho que él camina detrás de mí.

— Puedo convencerte para que nos quedemos — dice a mis espaldas.

— Claro que no puedes...

— ¿Y si lo hago?

Volteo para verlo y una sonrisa lobuna ilumina su rostro, da un paso en mi dirección y lo detengo con mi mano.

— Ni se te ocurra intentarlo.

— ¿Pinocho dudas de tu fuerza de voluntad?

Lentamente acorta la distancia entre nosotros.

— Si no salimos por esa puerta en los próximos cinco segundos, te aseguro que mi fuerza de voluntad durara semanas...

— Está bien — hace un gesto de rendición — Usar eso como amenaza es muy cruel de tu parte...

Me rio y lo veo ir por su chaqueta; lleva puesto unos pantalones oscuros elegantes de tela ligera y una camiseta blanca; la chaqueta de cuero le da un estilo muy vintage y le queda demasiado bien.

— ¿Te gusta lo que ves?

Esboza una media sonrisa cuando vuelve.

— Si te digo que no ¿Me crees?

— Imposible —responde y coge las llaves de su automóvil.

— Tu exceso de autoestima de verdad me preocupa...

Santiago suelta una suave risa y salimos del departamento.

Llegamos al salón de eventos de su hermano y hay demasiadas personas y carros estacionados... Las luces se pueden ver de lejos y parece que esta no es una fiesta sencilla como nos dijo Mathias cuando nos invitó.

Bajamos y Thiago pasa su mano por mi cintura para guiarme entre toda la gente que hay en la entrada, hay muchos que están intentado colarse o convencer a los guardias para que los dejen entrar, los pasamos a todos y siento que no nos miran mal cuando lo hacemos.

¿Mi Problema? TúWhere stories live. Discover now