Capítulo XXVI

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Ocho veces, ocho llamadas desviadas.

Decidí no insistir más e intentar dormir, pensando que quizás al despertar encontraría un mensaje o algo de Santiago...

Pero aquí estoy, sin saber nada de él, medito la idea de marcar su número de nuevo con mi teléfono en la mano, pero no lo hago, yo ya intente hablar con Thiago, explicarle porque Gastón estaba en mi casa, pero él no quiso y lo que piense ya no es mi problema ¿Verdad?

— Créeme, el que sigas viendo tu teléfono no hará que te llegue esa llamada o ese mensaje— dice mamá mientras se sienta a mi lado con una taza de café en su mano. — ¿Todo bien con Santiago?

— Si, solo... — dejo la frase a medias cuando papá entra a la cocina.

— No se preocupen por mí, yo ya me voy— señala sin siquiera mirarnos, toma las llaves de su auto y se va.

— ¿Él está bien? — señalo la puerta por la que acaba de salir.

— Algo así...— responde mamá — Pero tú me estabas contando algo primero — sonríe y por la manera en que lo hace sé que algo no va bien.

— Solo fue un mal entendido — concluyo y ella asiente con la cabeza.

Sé que algo no va bien con mi padres, quisiera preguntar que pasa pero mamá no me lo dirá, es demasiado hermética cuando quiere y papá aun no me habla, solo quiero creer que lo que está pasando no es culpa de él...

Desde que Thiago me conto lo que paso con su papá no puedo dejar de pensar en Graciela y papá juntos ¿Qué tan fuerte tuvo que ser su relación para provocar eso? Y lo peor es que si fue así de fuerte, puede que aún haya algo entre ellos y una parte de mi me dice que si lo hay pero otra (la que no puede dejar de verlo como un héroe) me dice que no y yo quiero hacer caso a esa parte.

Termino de hacer todas las cosas que tenía pendientes para hoy más rápido de lo que pensaba y tengo tiempo suficiente para verme con Isabel, que al final la idea de vernos hoy si le agrado y creo que su visita no me vendrá tan mal porque con ella mantendré mi mente distraída y podre aplacar un poco el impulso de llamar a Thiago, que hasta ahora no devolvió ninguna de mis llamadas...

Repaso mentalmente los minutos antes de que Gastón se fuera y estoy segura que no hice nada: hablamos, se disculpó, nos despedimos y se fue... Se volteó para abrazarme y... claro... ¿Lo hizo a propósito? Vio que Santiago estaba ahí y me abrazo.

— ¿Me estas escuchando? — Isabel agita su mano para captar mi atención.

— Si — respondo y ella me mira divertida. Está sentada en la parte de de abajo de mi cama con las piernas cruzadas.

— ¿Entonces estás de acuerdo?

Bien, intento acordarme de lo que me estaba hablando pero no logro obtener una idea clara de las escasas palabras que entendí de todo lo que dijo.

— Te decía que mañana es Halloween y hay una fiesta a la que tenemos que ir... — me explica los detalles de la fiesta y esta vez sí le prestó atención. — Hace mucho que no salimos — concluye y me muerdo la lengua para no hacerle recuerdo él porque...

Perdonar es olvidar, perdonar es olvidar... Me repito varias veces, pero Isabel me pone las cosas muy difíciles, en especial con ese tipo de comentarios.

Sonrió lo mejor que puedo e intento darle mil y un excusas por las que no podre, pero increíblemente para todas tiene una solución y eso es algo que siempre me agrado de ella aunque en este momento es algo que me está llegando a irritar.

— Puedes ir con tu novio si quieres — suelta con una sonrisa, suspiro y ella parece entender — O mejor solo nosotras, sin chicos, así será más divertido, solo una salida de primas.

¿Mi Problema? TúWhere stories live. Discover now