Capítulo XV

9K 660 214
                                    

Despierto Y lo primero que hago es ver mi teléfono; pero no hay nada, ninguna señal de Santiago, tengo que pensar como solucionar todo esto...

Me levanto y comienzo a alistarme para salir, quiero ir a comprar la matrícula para mi instituto antes de que se cierre el ciclo de inscripciones. Bajo a la cocina y me encuentro a papá sentado en la mesa terminando su desayuno.

-Buen día ¿Saldrás antes? - pregunto y voy por un vaso para servirme agua.- ¿Mamá aún no despertó?

-Si, tengo que viajar a Tarija para realizar una auditoría a una empresa de telefonía.- bebe un sorbo de su café-Y no, sigue dormida, anoche tenía fiebre; se durmió tarde y no quise despertarla.

-¿Cuánto tiempo estarás allá?- me siento frente a él.

-Quiero terminar todo en máximo dos días y no quedarme mucho tiempo allá.

Lo observo y parece que es sincero, el último viaje que tuvo no me agrado, porqué; se fue con Graciela, aunque no estoy segura de que fue así, tampoco lo estoy de que no lo fuese.

Conversamos un poco de su trabajo, del viaje que hará y en sus ojos veo que es honesto; lo conozco y sé que ahora dice la verdad. Llama un radiotaxi para que lo lleve al aeropuerto, se despide y me pide que me despida de mamá y de Mauro de su parte.
Paso a la habitación de mis padres para ver como esta mamá; sigue dormida, paso mi mano por su frente para ver si su temperatura se halla normal, lo esta, no la despierto, prefiero dejarla dormir.

Cerraron...

No puedo creer que me dejara vencer con el tiempo y las inscripciones cerraran.

Intento convencer a la secretaria para que acepte mi inscripción pero se niega, aún falta para que comiencen las clases pero no parece ni considerar la idea, es como un robot programado para rechazar todo lo que se le pida, solo repite un "No" sin quitar la vista de su computadora.

Salgo de su oficina, con muchas cosas atoradas en mi garganta que tenía ganas de decir ante su monótono "No" "Ya es tarde". No sé qué hare durante los próximos tres meses.

Aún no tengo ganas de volver a casa y tener que escuchar un sermón sobre la responsabilidad que estoy segura que recibiré de mi mamá.

Decido ir a pasear, para distraerme y perder un poco de tiempo. Voy a la plaza principal, camino entre las palomas que comen el alimento que los viejitos les dan; unos sentados, algunos acompañados y otros solos, concentrados con las palomas y ellas frente a ellos, ambas partes saben lo que tienen que hacer; las personas arrojan los granos de maíz y las palomas comen, es como un acto coreografiado. Saco mi cámara les tomó una fotografía. Mas allá hay un señor sentado con un periódico en las manos, con una portada que muestra el cadáver de una persona, leyendo, buscando, alguna noticia que le emocione o decepcione, sin ver nada más que las noticias que tiene en sus manos, otra foto. Frente al cóndor que hay en el centro de la plaza; dos señores arman una mesa y colocan panfletos y una pancarta roja frente a esta, piden algo, quieren ser escuchados y reparten sus panfletos a todas las personas que pasan cerca de ellos, algunos los leen, otros simplemente los arrojan en un basurero que hay más allá, invitan a que se acerquen para poder explicarles un poco, lo que piensan, lo que quieren y creen; un hombre, joven se acerca a su mesa, ellos sonríen y le dan panfletos, hablan, se ríen; me acerco un poco para sacar una foto, la tomó justo cuando los dos hombres tienen una sonrisa en sus rostros...

-¿Ahora me sigues para sacarme fotos? Un poco obsesivo ¿No crees?

Siento el olor a tabaco, levanto la mirada y Santiago está parado frente a mí. Me gustó tanto la foto que saque, que me quede viéndola y no me di cuenta de que él estaba cerca, miro detrás de él y los dos señores están solos nuevamente; él era el tercero, él que logro hacer que sonrían para mi fotografía.

¿Mi Problema? TúWhere stories live. Discover now