Capítulo LIV

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Honestamente pensé que tardaría un poco más en notar los síntomas de abstinencia en Santiago, durante toda la noche lo note un poco agitado, intente preguntarle si necesitaba algo, pero no me respondió, me costó mucho dormir porque podía sentir cómo se movía en la cama, giraba, se sentaba, no podía estar quieto y ahora que amaneció esta recostado de lado, dándome la espalda.

— ¿Quieres que te traiga algo de comer? — pregunto colocando mi mano sobre su hombro.

No me responde, está bien, no quiere nada...

Salgo de la habitación y escucho los maullidos de Floyd.

— ¿Tú si tienes hambre? — le pregunto mientras la bola de pelos se frota contra mi pantorrilla — Ya somos dos, vamos...

En la cocina alimento a Floyd y busco algo para hacer lo mismo conmigo, pero no encuentro nada y no me sorprende ya que Thiago no estuvo los últimos días en su departamento...

Perfecto...

 Lib no te morirás de hambre por retrasar tu desayuno un poco, me digo a mi misma, vuelvo a la habitación y Santiago sigue en la misma posición en la que lo deje, en silencio cojo algunas cosas y salgo... Me baño y me alisto para salir, intento de nuevo preguntarle si necesita o quiere algo y escucho que murmura un suave "No"

En el supermercado todo se ve increíblemente bien o tal vez es porque mi estómago no deja de hablarme, pero puedo jurar que el oso de la caja de cereales acaba de guíñame un ojo...

Vuelvo al departamento más rápido de lo que pensaba, todo sigue igual, no hay señales de que Thiago haya salido de su habitación, guardo algunas las cosas en las despensas y refrigero otro tanto.

Estoy por saborear el cereal del oso seductor que compre cuando escucho el timbre...

— ¡Libi!

Una melena rubia se abalanza para abrazarme en cuanto abro la puerta y por encima de su hombro puedo ver a mi hermano.

— Jazz... — le devuelvo el abrazo y Mauro nos esquiva para entrar, dejándome con su novia en la entrada.

— ¿Está todo bien?

— En lo que cabe estar bien, creo que si...

Entramos y después de que me pregunta cómo esta Santiago, ella me explica que es normal, es parte del proceso de desintoxicación y que si él prefiere aislarse y no salir, lo deje, que poco a poco se ira sintiendo mejor y volverá a la normalidad...

— Creo que podemos dejar de hablar de él y concentrarnos en algo más importante... — nos interrumpe Mauro — Cómo yo, por ejemplo...

Lo miro enarcando una ceja y el me dedica una sonrisa enorme, que es imitada por Jazmín y tengo que aceptar que es un poco tétrico que ambos me sonrían como si tuvieran algún secreto que contarme...

Paso mi mirada de la rubia a mi hermano varias veces y creo que estoy por desmayarme...

— No... Ustedes... — miro a Jazmín y bajo mis ojos hasta su abdomen.

— ¿Qué? No, claro que no... —Mauro comienza a reírse — Puedes quitar esa cara, no serás tía... — respiro con alivio — Al menos aún no...

Jazz se inclina y le deja un beso en la mejilla.

Sé que en algún momento pasara y ya que el susto ya pasó, creo que la idea no me desagrada en lo absoluto, si tuvieran un bebe seria hermoso, las imágenes cambiando los pañales de un niño o una niña con el cabello rubio y ojos enormes, no dejan de pasar por mi cabeza...

¿Mi Problema? TúWhere stories live. Discover now