Capitulo XX

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— ¿Y ahora...?— pregunto mientras Santiago estaciona en un espacio libre frente a un edificio.

No me responde y sale del auto, al ver que esta vez no le sigo da unos golpecitos en el vidrio y me hace una seña para que vaya con él, pero no lo hago, no pienso volver a hacer lo mismo, si quiere entrar a un condominio sin autorización que lo haga solo, no pienso seguirlo.

Mueve la cabeza y vuelve a entrar al auto, cuando abre la puerta entra una brisa fría que me recuerda que estoy empapada, deja la puerta abierta y el ambiente que estaba cálido cada vez está más frio.

— Aquí es donde vivo —me explica y no sé si creerle, sé que es demasiado bueno mintiendo, por un momento hasta yo creí que de verdad tenía una tía Josefina. — Es en serio — mete la mano y saca unas llaves, que deben ser de su departamento.

Estoy caminando a la entrada del edificio con él y siento escalofríos, de nuevo comienza una suave llovizna, me froto las manos por mis brazos para intentar calentarme algo. En la puerta Santiago saluda al portero con confianza, parece que si dijo la verdad y si vive aquí, sigue caminando pero yo me quedo en la entrada, si dijo la verdad y yo no quiero ir a su departamento, aún estoy molesta por su absurda prueba de "Sentir" fue una estupidez, pudo haber pasado algo realmente malo y él lo tomo como si no importara.

— ¿Ahora que sucede? — se acerca y sonríe al portero como si se disculpara por algo.

— Creo que es mejor que me vaya — me llevo la mochila al hombro — No es necesario que me lleves, tomare un taxi.

— Eso no era parte del trato — insiste Thiago — El resto del día ¿Recuerdas?

— Tampoco era parte del trato que casi te lances del treceavo piso ¿O sí? — cruzo los brazos y alzo una ceja, si, definitivamente aún estoy molesta, no tanto como antes pero si lo estoy.

— No recuerdo haber establecido que no lo haría — contesta y sus labios se curvan en una media sonrisa. Todo es una broma para él, es insoportable.

— Adiós Santiago —digo y doy media vuelta

Llego a la puerta de entrada y como siempre la suerte no me acompaña, está lloviendo más fuerte de lo que esperaba, ¿la madre naturaleza no podía apoyarme ni una sola vez? No, claro que no... Agudizo un poco la vista para ver a través del agua que cae y en la acera del frente hay dos taxis estacionados, tienen que estar vacíos, por favor que estén libres...

Está bien, respiro un par de veces, no es un trayecto muy largo y ya no creo que pueda mojarme más de lo que ya estoy.

— Espera —Santiago aparece frente a mí, intento esquivarlo y pasar por un lado para salir pero él se mueve impidiéndome el paso. — Ya te dije que lo siento y lo dije honestamente —lo miro y él se lleva la mano al pecho y levanta la otra mano— Lib de verdad lo siento, perdón por ser tan idiota y asustarte... — acaba de decir y sonríe, pero una sonrisa sincera y tierna que hace que se le marquen dos hoyuelos. Sería más fácil seguir enojada si no fuese Santiago.

— Estas mal, es al revés— me mira confundido—  tu corazón está al otro lado— le cambio de posición su mano.

— Entonces ¿Me perdonas? — pregunta y asiento con la cabeza, me toma de la mano y me lleva de nuevo adentro, pasamos por la portería — ¡Me perdono!— dice Thiago y siento que comienzo a ponerme roja, el señor nos sonríe y nos saluda con la mano.

Una vez dentro el ascensor Santiago me suelta, creo que tenía miedo de que salga corriendo porque se asegura de que la puerta este cerrada para hacerlo. Bajamos en el piso seis, en el pasillo solo hay tres puertas, Thiago camina hasta la que está al final del pasillo, saca las llaves y abre la puerta, hace un gesto para que entre.

¿Mi Problema? TúWhere stories live. Discover now