Capítulo 64

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El personal de la clínica apenas abría las consultas cuando Melisa, Arturo y Miriam se saludaban.

_¿Por qué esta chica te sigue a todas partes? ¿Es que no trabaja? No me digas que te has echado una novia a la que tienes que mantener. No es propio de ti, maridito.

Arturo no contestó. Solo serviría para terminar discutiendo.

Melisa tornó los ojos sin dirigirle la palabra. No se iba a poner a discutir con ella en esas circunstancias. No tenía sentido.

Entraron a la clínica.

El médico les esperaba en la sala de consultas en la que les atendió el día anterior con los informes ya hechos.

_Buenos días. – Saludó con cortesía el profesor. – ¿Nos tiene ya los resultados?

_Sí. Aquí están.

El médico abrió la carpeta y leyó los resultados primero para él. Quería poder explicar los resultados en caso de dudas.

_Bueno, es cierto que está embarazada. – Dijo el doctor mirando a Arturo. – Está de tres meses.

El profesor sonrió. Las cuentas no cuadraban.

_¿Solo cuatro meses?

Miró a Miriam y se echó a reír.

Arturo salió de la consulta y fue directamente a hablar con Melisa. La besó sin parar.

_¿Qué ha pasado? – Preguntó ella.

Pasó por recepción sin contestarla. Les dio la tarjeta de débito y pagó las pruebas que habían hecho.

_Te lo explico llevándote al trabajo.

_¿Vas a ser padre o no?

Miriam salió de la consulta.

_Arturo, espera. Los niños son tuyos, de verdad. No he estado con nadie desde San Valentín.

_Miriam, cielo, acaba de empezar el mes de Julio. Si fueran míos, estarías de unos cuatro meses y medio.

_¿Cómo he de decirte que no he estado con nadie más?

_¿No te das cuenta que no te creo? Las pruebas dicen otra cosa.

_Si, bueno. Cuando vinimos hace unos meses te dijeron que no estaba embarazada y mírame ahora.

_Te habrás quedado después de hacértelas.

_¿Qué pasará ahora conmigo? – Preguntó ella agobiada. – Prometiste que cuidarías de mí.

Arturo la ignoró por completo. Estaba cansado de todo aquello, de que siempre intentara hacerle chantaje.

Melisa entró en el coche seguida por su chico. Estaba feliz.

_Entonces, ¿no vas a ser padre?

_Parece ser que no. Ayer nos estuvimos preocupando por nada.

Melisa se echó a llorar. Estaba aliviada.

_Me siento renovada, contenta. Siento mucho ser tan egoísta, pero no quiero que tengas familia con otras mujeres.

_Yo tampoco quiero.

Melisa llegó al trabajo con los ojos hinchados de tanto llorar de emoción. El alivio era tal que no podía dejar de llorar y reír al mismo tiempo.

_Nos vemos a la hora de la comida. – Se despidió Arturo.

Melisa le besó y entró al trabajo.

Carla la estaba esperando. Quería saber por qué una chica tan responsable como ella le había pedido llegar un poco más tarde a primera hora del día.

_Mel, ven a mi despacho. ¿Qué te pasa?

Se sentó frente de su jefa y comenzó a contarle lo que había pasado con Miriam, de toda la tensión que habían pasado esos días.

_ No me puedo creer que esa mujer sea de esa manera. O está muy desesperada o es mala persona.

_No lo sé, Carla. Pero todo esto me ha puesto muy nerviosa. Me ha hecho pensar en algunas cosas.

_¿Por ejemplo?

_Arturo lleva unos meses pidiéndome que me case con él. Quizás debería aceptar, comenzar una vida con él.

_Eres muy joven. Acabas de terminar la universidad. ¿Estás segura de que quieres hacer eso?

_Al cien por cien. Le quiero y me quiere. ¿Por qué no hacerlo?

_Tómate unos días para pensarlo. Puede que pienses eso solo por la tensión de estos días, por no querer perder a tu chico.

Melisa se quedó pensando.

Se puso a trabajar.

No pudo dejar de pensar en todo lo que había pasado. Quizás no hiciera falta ir con tanta prisa. La boda podría plantearlo para más adelante.

"Puede que deba decirle a mi padre que estoy con Arturo. Hace mucho que no hablo con él y no sabe que tengo novio. Podría decirle que venga a Cáceres. Así podré presentárselo."

Cuando llegó a casa se lo plantearía a su novio.

_¿Qué te parece si invitamos a mi padre a venir a casa? Así te conocería. – Preguntó Melisa probando la ensalada que Arturo había hecho.

_¿Quieres que le conozca?

_Claro. De vez en cuando salimos con Nuria y Mario. Conoces a mi jefa, con la cual me llevo genial. Yo también conozco a tus amigos. ¿Por qué no hacerlo?

_Me encantaría, aunque me asusta. ¿Puedo preguntar por qué quieres que lo hagamos?

_Después de lo que ha pasado con Miriam he pensado que nuestra relación debe ir a más. Creo que esta manera es una buena forma.

Arturo sonrió. Veía el momento de casarse más cerca. Si quería presentarle a su padre significaba que se estaba planteando ir a más, a mucho más.

El corazón de un profesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora