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Skyler

Chase estaba sobre la cama de mi hermano, aún con sus ojos cerrados. Luke, Ryan e incluso Jason se encontraban arrodillados a un costado de la cama, con una de sus manos en el pecho de Chase.

No voy a mentir. Era demasiado raro ver que lo estaban tocando, en otro momento habría hecho algún comentario al respecto, no uno malo, pero uno que dejara expreso mi extrañeza. Seguramente para ellos era muy incómodo, y conociéndolos, mi pensamiento era acertado.

Estaba más que agradecida con Jason porque, a comparación de mis hermanos, él no se quejó tanto por ayudar. Escuchó cada una de mis palabras de súplicas y accedió. Sé que a él tampoco le gustaba de nada, pero estaba comportándose como un gran amigo al ayudarme.

Miré el pequeño frasquito transparente que estaba manchado por algunas gotas de sangre. De mi sangre. Mi ayuda consistió en eso, en soportar un corte en la palma de mi mano para que utilizaran la sangre humana, la sangre pura, para simbolizar a la vida. Ninguno de los chicos podía ofrecerse porque, a pesar de ser humanos, también estaba la parte de brujos corriendo por sus venas. Solo yo podía dar sangre.

Estaba nerviosa. Llevaban un largo rato susurrando cosas que no entendía. Creo que hablaban en otro idioma, y aunque me tentaba mucho preguntar, me callaba la boca porque era un requisito que me dejaron bien en claro: no interrumpir el hechizo o todo se iría a la mierda en cuestión de nada.

Mis dedos golpearon mi pierna mientras observaba la escena con atención.

¿Cuánto más iban a tardar?

¿Qué pasaría si la tía llegaba y nos veía? O mi tío. O mi prima.

No quería ni imaginarme su reacción, porque ahora que ya había conseguido que me ayudaran, mi mente se estaba llenando de inseguridades.

Pensé en la anciana otra vez. ¿Chase la conocía? ¿Era una bruja o una maldita mujer poco interesada en ayudar a alguien que lo necesitaba? ¿Qué ocurría con ella? ¿Por qué al menos no pidió ayuda si sabía lo que pasó?

Su aspecto parecía ser de esas brujas de las películas que pasan en la tele, pero no por eso la iba a juzgar. En cambio, por sus acciones, sí.

Miré las piernas de Chase. Era lo único que llegaba a ver porque los chicos me tapaban la vista de su lastimada cara. Estaba preocupada. Y, ¿si no despertaba? ¿Qué iba a pasar si no despertaba? Llevarlo a su casa sería como Ryan dijo, porque al ser rivales con los White podían llegar a pensar que matamos a Chase por despecho. En cuanto a mis sentimientos, no sé cómo me encontraría. Hace un rato estaba decepcionada, ansiosa, sin creerme que no lo logró, que el sueño lo venció y que la magia consiguió su cometido.

No podía evitar sentir empatía cuando me detenía a pensar en sus palabras. Ahora, que me dijera que quiso morir me dejó más pensativa, analizando lo poco que sabía de su misteriosa vida. Tenía muchas preguntas, cosas sin entender, cosas que quería que él me respondiera. Chase no era tan malo, era alguien traumatizado, alguien rasgado por dentro. Para las personas de afuera podía sonar estúpido, pero si sopesabas las cosas... quizá llegabas a sentir lo que yo.

La pequeña pieza me hacía sentir muy encerrada. Tenía calor. Bajé a tomar un vaso de agua, y cuando volví al cuarto y tomé asiento en una silla, escuché que Jason soltó una queja; parecía ser de dolor. Me alarmé y me puse de pie, pero permanecí en silencio por las dudas. Ya veo que era algo insignificante y por mi curiosidad estropeaba todo. Pero la siguiente queja fue por parte de Luke. Ahí sí me empecé a asustar.

Me acerqué a ellos.

Chase tenía una cruz dibujada en el pecho. Su remera ahora estaba cortada. Me concentré en si su respiración había vuelto, pero las señales no estaban. Respiré nerviosa justo cuando Ryan sacó la mano del pecho de Chase y obligó a Jason y Luke a dejar de hacer el hechizo. Los tres se veían agotados.

Atracción destructiva +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora