Trouble

{ C I N C U E N T A Y O C H O }

JiMin jadeó con gusto cuando YoonGi lo penetró, en serio lo había extrañado. Al fin lo tenía como quería después de tanto tiempo.

Aunque era difícil cualquier posición debido a la gran barriga que se cargaba, el placer era tan exquisito para ambos. Disfrutar de sus cuerpos era lo que había deseado por un gran lapso.

Con sus manos, mucho más pequeñas que las de su esposo que lo tomaban de su cadera con fuerza, estrujó la sábana de la cama retorciéndose un poco por el placer que ele causaba sentir a YoonGi dentro suyo.

Cuando YoonGi se dedicó a atender su miembro que no alcanzaba por su barriga y varios cortos, sintió sus piernas temblar.

Se frotó la barriga cuando sintió próximo su orgasmo y su parte baja del abdomen se contrajo deliciosamente — Ah, YoonGi.

Gimió fuerte sin importar que en la habitación contigua durmiera YeonJung y cerca JaeHyun y pudieran escuchar lo que hacían.

—Te amo. — dijo YoonGi retorciéndose un poco por el orgasmo y salió de JiMin para acostarse a su lado, ya no podía dejarse caer sobre él para sentir más de su cuerpo ya que había una gran barriga con dos bebés dentro que obstruían el paso.

Entre caricias y besos cayeron en los brazos de Morfeo.

Se encontraban los cuatro en el comedor mientras JiMin devoraba todo a su paso, prácticamente. Tenía mucha hambre y si iban a estar fuera por mucho tiempo debía recargar bien sus suministros en su interior.

—¿Qué tal durmieron?— era una pregunta muy habitual de JaeHyun e incluso un poco monótona aunque para él era importante y no dejar nunca la comunicación.

YeonJung de atragantó con su comida y comenzó a toser por lo que había escuchado en la noche y la naturalidad con la que YoonGi asintió mientras JiMin quitaba su vista de su preciada comida para ver a la chica.

Las mejillas de esta se tornaron rojas pues no habían sido discretos pero al parecer fue la única que puso atención exactamente a eso.

Aunque debían entenderla, se encontraba en la habitación de a lado y existió un pequeño golpeteo en la pared muy constante que no la dejaba dormir, no era fuerte pero no podía concentrarse en su sueño. Se le ocurrió la genial idea de pegar su oreja a la pared en busca del sonido y cuando estuvo a punto de alejarse para preguntarles si también escuchaban ese sonido, gemidos fuertes resonaron en la habitación contrario tanto como gruñidos roncos que la hicieron saltar en su lugar.