Capítulo 11: Preocupación.

4.5K 625 203
                                    

Cuando terminan mis clases, me doy cuenta que dejé mi celular en el aula de Miles

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Cuando terminan mis clases, me doy cuenta que dejé mi celular en el aula de Miles. Estoy molesta con él, así que decido yo misma buscarlo.

Casi al llegar veo a Faigel entrando a mi destino, espero en la puerta hasta que se vaya pero me llevo una gran sorpresa cuando se acerca a conversar con Miles.

Sé que está mal pero no puedo evitar esconderme para no ser descubierta y escuchar lo que dicen.

-Hola, soy Faigel. ¿Puedo hablar contigo?

La conozco, su rostro y la posición de su cuerpo demuestra que quiere acaparar la atención de Miles.

Él la ignora por completo.

-Estoy ocupado.- Ni siquiera la mira y sale de aula. Ella no se da por vencida y lo sigue hasta afuera.

-Espera, quiero hablar sobre Eleonor.- Miles se detiene y voltea hacia donde ella- Soy su hermana.

-¿Qué pasa con Eleonor?

-Estoy preocupada por ella. ¿Es cierto que vive contigo?

-¿Para qué quieres saber eso?

-Dime si te ha amenazado o algo. O, ¿está embarazada? La verdad no logro entender por qué aceptaste vivir con ella, conozco tu reputación.

Lo dice como si mi compañía fuera lo peor del mundo, pero Faigel tiene un punto, lo máximo que ha conversado Miles con una chica son máximo dos líneas, es casi imposible que soporte vivir con una. Él solo la observa fijamente.

-Yo la elegí y lo que yo haga con mi vida no es tu problema.

Ahora voltea hacia donde estoy y dice:

-Vamos, Eleonor.

Salgo de mi fallido escondite avergonzada por ser descubierta. Faigel ya no tiene nada más que decir y se retira enojada, no consiguió lo que quería.

Cuando camino hacia él, noto que mi corazón se acelera. Está latiendo muy rápido, trato de pensar en otra cosa pero ver a Miles esperando por mí me emociona. Creo que voy a sufrir un infarto.

Caminamos juntos a la parada de autobus y esperamos a que llegue uno. Después de unos largos minutos, en el que por supuesto mi corazón seguía latiendo a mil por hora, por fin subimos a uno. Nos sentamos y una pregunta que ha estado rondeando por mi mente se asoma sigilosamente. Tengo que contestarla.

-¿Por qué me gritaste cuando estábamos con Caleb?

Niega con la cabeza. -No te grité, solo alcé la voz y si te lastimé te pido perdón, solo te puedo decir que tuve mis razones.

Alexitimia Where stories live. Discover now