Alexitimia

Capítulo 9: Familia.

Frederick Warmer era un padre de familia ejemplar, tenía una vida perfecta, un trabajo muy bien remunerado, una esposa trabajadora y una hija inteligente. Todo lo tenía resuelto, pero le parecía muy aburrido. Odiaba la rutina, las falsas sonrisas y el amor hipócrita. Invitó a su familia a emprender una nueva aventura, quería viajar por el mundo, conocer nuevas culturas y desconectarse de todo. Sin embargo, ellas se negaron a lo que llamaron una loca idea.

Frederick estaba a punto de rendirse y volver a la vida como la de los demás, hasta que conoció a Melissa, una mujer que compartía sus mismos ideales. Tenían conversaciones de horas y horas sobre cualquier tema, y aunque a veces tenían algunas diferencias, al final del día se reconciliaban. Los dos se sentían culpables pues sabían que su amor no era correcto y con este dañarían a sus seres queridos, pero se amaban tanto y tan vehementemente que decidieron dejar todo atrás.

Disfrutaron tanto como su dinero les alcanzó, vivieron grandes aventuras que los hizo realmente felices, hasta que Melissa quedó embarazada. Aunque al principio esto los tomó por sorpresa, entendieron que ese bebé era el fruto de su amor. Decidieron llamarla Eleonor, como la madre de Frederick. Se asentaron en un pequeño pueblo y aunque tenían una niña a su cuidado, aún seguían disfrutando de la compañía del otro. La pequeña creció grande y fuerte, alejada de todos los problemas y sufrimientos del mundo real, por así decirlo, los tres vivían en una burbuja que los separaba de la cruel realidad, hasta que esta explotó. Después de cinco años, la feliz pareja murió en un desastroso incendio dejando a Eleonor con su única familia directa, la madre de Melissa. 

A pesar de sus desgracias, abuela y nieta se consolaban mutuamente mientras luchaban por salir adelante. Hasta que en un momento las fuerzas de la anciana no fueron suficientes, cayó muy enferma y ya no podía cuidar a la niña. Con la poca energía que le quedaba, buscó familiares y amigos que la pudieran ayudar, todos se negaron. Estaba desesperada, así que como último recurso decidió acudir a la antigua familia de Frederick, pensó que tal vez su antigua esposa se compadecería de la huérfana y la cuidaría como una hija, la abuela estaba muy equivocada.

Las intenciones de esa mujer eran todo menos buenas. En realidad, aceptó cuidarla para hacerla sufrir pues le recordaba a la mujer que le había robado al amor de su vida. Eleonor vivió aproximadamente un año en un sótano oscuro sin poder salir a jugar o comer adecuadamente, recibía los golpes de una mujer despechada y los insultos que ésta le daba. 

Su único consuelo era una niña que algunas veces bajaba a jugar con ella pues extrañamente le hacía recordar mucho a su padre. Ella se llamaba Faigel y era solo unos años mayor que Eleonor pero su corazón todavía era de una niña. Cuando la madre de ella se enteró de sus encuentros, le contó la verdad, tergiversando algunas cosas, claro. Le dijo que la niña del sótano era la razón por la cual su padre las había abandonado y que incluso por ella, él había muerto. Faigel tuvo creerle, su madre era la única que tenía a su lado así que poco a poco fue desarrollando odio hacía su hermana. 

Después de algunos intentos Eleonor logró escapar. Cuando encontró a su abuela, ella ya estaba mucho mejor y volvieron a vivir juntas, pero Eleonor ya no era la niña inocente de antes. Todos los que ella había amado la habían decepcionado. Sus padres la dejaron, su abuela y también esa mujer malvada. Aunque aún era niña, Eleonor juró que nunca confiaría en nadie más y hasta al día de hoy cumplió esa promesa.