Capítulo 22: Viaje

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- ¡Cuánto tiempo sin verte, rata enana! - saludó Kenny con una notable ironía. Se dirigió hacia Levi en grandes zancadas (innecesario porque estaba no menos de un metro). Alzó sus brazos para abrazarlo pero no consiguió su cometido. Levi lo rechazó, esquivándolo por debajo de su brazo. Finalmente, Kenny abrazó el aire.

- Aléjate de mí, asqueroso viejo - escupió con repulsión. Por mi parte, seguía procesando la nueva información. ¿Quién era en realidad ese hombre?

- ¿Cómo le has llamado a tu tío favorito? - giró todo su cuerpo, proporcionándole un golpe (bastante sonoro) en la nuca - Que yo sepa, te enseñé a respetar a tus mayores - se subió la manga, poniendo la mano en puño. El enano no se quedó corto, posicionándose para atacarlo.

- ¿Dijo tío?!¿Son familia? - seguía sin creerme la inesperada escena. Solo la observaba con la boca semiabierta.

- Te estoy esperando, viejo... - habló retándolo con la mirada.

- Jojo, vas a volver a aprender la lección, rata mohosa - sonrió con malicia.

Empezó Levi, dando una patada dirigida a su estómago, fue esquivada. Kenny contraatacó intentando dar un puñetazo en su mejilla izquierda pero fue esquivado también. Al principio de la "pelea" todo parecía como una especie de saludo, aunque al cabo de minutos, cuando ambos recibieron un golpe del contrario, cambió. Se miraban con rabia y asco.

- Oye.. Parad... - intentaba relajar sus enfados, colocándome en medio de los dos quienes se preparaban para un próximo ataque.

En ese momento de "tranquilidad" y molestia, un grito provinente de la entrada de la residencia se oyó. Los tres nos giramos preocupados creyendo que era algo muy grave por la exageración en el chillido.

- ¡KEENNYYY! - Nanaba, sí, mi supervisora la cual era una mujer seria y sensible en lo muy fondo de su ser, corría hacia el aludido con una enorme sonrisa. Parecía una loca perdidamente enamorada pero lo peor estaba por llegar... El susodicho se quedó mirándola, para segundos después, correr a igual velocidad hacia ella. Al estar ambos lo suficientemente cerca, se abrazaron - ¡Oh, Kenny! - gritaba en sus brazos con euforia.

- ¡Nanaba, mi hermosa Nanaba! - respondía el hombre castaño. Flipé más de lo que estaba. La boca se me volvió a abrir formando, esta vez, una O. Al parecer no era la única, al sentir una presencia a mi lado, lo miré de soslayo, contemplándolo en la misma situación que yo. Pareció darse cuenta ya que volteó su cabeza.

Me percaté de un pequeño hilillo de sangre que brotaba en su labio inferior, recordando inmediatamente esos labios llenos de nata esparcida por la boca la noche pasada. Desvié mi mirada avergonzada ante tales recuerdos o tal vez era por su penetrante mirada en mi persona.

- Mierda... - pensé.

A lo lejos llegaban Kenny y Nanaba, pasando él un brazo por el hombro de la rubia y ella agarrada a su cintura. Ambos sonreían con felicidad y emoción.

- ¡Hola! - nos saludó vigorosa nuestra supervisora.

- Hola... - dijimos al unísono desmotivados.

- Jeje, ¿viste lo que le hice a la rata? - preguntaba Kenny orgulloso, señalando a Levi.

- ¡Eres tonto!? - palideció - Te quiero mucho pero quiero más a mis niños - frunció el ceño.

- Estoy bien, Nanaba - confesó el enano, cogiendo las bolsas de plástico que dejó en el suelo.

- Si tienes sangre significa que duele - lo miró desafiante.

- No me duele.

- Sí te duele - una batalla de miradas comenzó entre Nanaba y Levi. Kenny sonreía victorioso y yo esperaba espectante a la siguiente situación, esperando lo más surrealista posible - Mikasa - me nombró sin apartar la vista del azabache. Tensé mis hombros ante la frialdad en solo mencionarme - Ayuda a Levi a curarse... o curálo tú - noté la picardía en su voz. Con el silencio reinando en ese instante, Levi cortó el contacto visual que tuvo hacia algún otro lado de la calle. Los más mayores esperaban mi respuesta, al igual que él.

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