Capítulo 21: Navidad

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- ¿Volverás con tu familia durante Navidad, Mikasa? - preguntó Sasha sacando una galleta del paquete azul oscuro. Nos dirigíamos hacia el bar donde trabajábamos juntas.

- No... Me quedaré en algún hotel - informé con lentitud, sabiendo que se  podría alterar.

- ¿Sola?! - me miró incrédula - Pero si es Navidad, ¿cómo vas a pasar estas fiestas así? - mordió la galleta sin quitarme la vista de encima. Yo solo me encogí de hombros, sin encontrar una respuesta - Te podrías venir conmigo si no fuera por el hecho de que mis hermanos y sus parejas vienen - suspiró resignada.

- Oh, no. No te preocupes. Debes pasártelo bien ahora que tus hermanos están contigo - le envié una reconfortante sonrisa.

- Se lo diré a Hanji... mierda. Ella se fue esta madrugada a Osaka - chasqueó la lengua. Un gesto no muy habitual en la castaña, recordándome a algo... o más bien, a alguien. De inmediato, los recuerdos de ayer volvieron con fuerza... Mi primer beso.

- Te he dicho que no hace falta, Sasha - hablé con amargura.

- Vale, vale, pero no me hables así... Parece que me vas a matar - se alejó de manera cómica de mi lado, tapando su rostro con el paquete de galletas.

- Perdón... - me disculpé incómoda. Ella solo se rió frente mía, retirando el paquete - ¡Eh, de que te ríes! - le dí un leve golpe en su brazo.

- De nada - contuvo la risa pero fue imposible, volviendo a sonar sus carcajadas por las llenas calles de la ciudad. Giramos la esquina, acercándonos a nuestro destino.

- ¡Dímelo! - exclamé refunfuñada por ser la única de las dos que no entendía la situación.

- Tu cara de desprecio es la misma que cuando te encontré tirada en tu cama esta mañana - dijo entrando primera al bar. Agaché la mirada avergonzada.

- No dormí bien - murmuré para mí misma.

Y era verdad. Aquella extraña sensación que venía desde mi estómago hasta mi pecho, no me dejó conciliar el sueño. Estuve borrando la esencia de sus labios en los míos largas horas de la noche, con el dorso de mi mano. Y aún así, todavía seguía sintiéndolo, haciéndome molestar. ¿Por qué él tuvo que arruinar mi primer beso? Pero... ¿de verdad lo había arruinado?

Entré segunda al bar, con mis mejillas encendidas, intentando sacar aquellas estúpidas ideas.

- Estoy segura que para él ha sido una tontería, un descuido. Entonces... todo está bien, seguramente pensará eso... sí - pensé.

- ¡Mikasa! - escuché la reconocida voz de Isabel frente mía. Alcé la cabeza, encontrando sus grandes ojos verdes y su ceño fruncido levemente, con ambos brazos en su cintura - ¿Qué te pasa? Te llevo llamando desde que entraste por la puerta - la señaló. Seguí su dedo, observando que recorrí medio bar divagando en mis pensamientos. Las demás chicas me miraban con preocupación y confusión.

- ¡Todo está bien, Isabel! - salió Sasha de la puerta detrás de la pelirroja. Colocó una mano sobre el hombro de ésta, llamando su atención - Sólo que Mikasa está un poco cansada. Ayer hicimos una fiesta por el cumpleaños de Levi y nos acostamos muy tarde - me miró, guiñando su ojo izquierdo con una cómplice sonrisa acompañándola. Isabel (al igual que yo) se tensó al escuchar el nombre del azabache pero pudo disimularlo.

- Está bien - suspiró - Cámbiate, vamos a abrir ya - pasó por mi lado, empezando a ordenar las mesas. Asentí en silencio, dirigiéndome hacia la puerta que me llevaría al vestuario, envuelta en mis pensamientos.

- Mierda, Mikasa. Deja de pensar en tonterías. Pareces una niñata... - pensaba.

"No es malo actuar inmadura con sentimientos desconocidos"

El Arte De Amar Where stories live. Discover now