Capítulo 3: Karma

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No tenía intención de apartar la mirada, así que fui andando, para alcanzar el pomo de la puerta y salir de allí. De repente, sentí un gran dolor en la cabeza, acompañado por un ruido. No lo creía. Me choqué contra la pared creyendo que en ese lugar se encontraba la puerta. Yo, inmediatamente toqué mi cabeza con mi mano y empezé a masajearla, como si eso me pudiera quitar el dolor de aquel choque.

- Ahahahahah - se rió, el chico con el que había mantenido un contacto visual estaba tirado en el suelo del jardín, con ambas manos tocando su barriga y cogiendo grandes porciones de aire. Dejó de reírse y me miro para... ¡Vover a reírse! Estaba muy molesta, así que le hablé.

- Para de reírte - le contesté de la manera más amenazante posible, fulminandolo con la mirada.

- Si ya paro.... ya par.... - ¡Y volvió a reírse!

Cabreada, abrí la puerta, saliendo echando humos y cerrandola con un gran golpe.
"¿Qué le pasa al estúpido ese?" - pensé

Subí las escaleras corriendo y me metí en mi habitación. Me tiré en la cama y como pude, me dormí.
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Los rayos de luz golpeaban directo a mi cara, fue algo que me sorprendió,¿no baje las persianas por la noche? Estaba de medio lado, mirando la pared como si fuera lo más interesante en el mundo. Cuando me cansé de esa posición, me volteé.

Abrí mis ojos recién abiertos, en modo de sorpresa. Era Armin, me estaba mirando, no solo eso, me observaba con sus enormes ojos azules. Y bajó la mirada a ¿dibujar?. Estaba sentado en el suelo, al lado de mi cama, levantando la mirada hacia mi persona y volviéndola a bajar.

- Buenos días, Mikasa - estaba atónita, ¿cómo podía estar tan tranquilo en una habitación ajena? ¿Cuánto tiempo llevaba ahí sentado?

- Emm.... Buenos días Armin. Oye, ¿qué haces aquí? - me miró, parecía que buscaba las palabras correctas para que esto no pareciera un malentendido.

- Tranquila, solo te estoy dibujando - bajó la mirada, donde se encontraba su "obra" - Me falta poco para acabarlo - me incorporé sentandome en la cama.

- Armin, ¿cuándo has entrado? - dejó de dibujar.

- Hace 1 hora, creo. Perdón no malpienses es qu... - la puerta de mi habitación se abrió de golpe. Entrando por ella Hanji, con una gran bolsa en sus manos.

-¡Por fin despierta la Bella Durmiente! - exclamó, tirando esa bolsa a la silla de mi escritorio y pasando su brazo por el cuello de Armin, que acababa de levantarse. Yo seguía en la misma posición.

- Oye... Han...ji... - el pobre Armin estaba siendo espachurrado por la chica de las gafas.

- Oh, Armin. ¿Otra vez dibujando a la gente? - el chico nombrado solo asintió con la cabeza, consiguió zafarse del agarre de Hanji y salió de mi habitación con la mirada hacia el suelo, quedando sola con Hanji. Me miró - No lo malinterpretes, suele dibujar a nueva gente que llega, creo que le has dado inspiración - ladeé mi cabeza y junté mis cejas, dando señal de no entender el último comentario, Hanji entendió la referencia y explicó - Quiere ser mangaka, hace sus historias basadas en personajes reales, más claramente, en nosotros. Llevaba tiempo frustrado porque no sabía que dibujar, pero por lo que veo, has sido su salvación - dijo estas últimas palabras con una sonrisa.

- Ah, ya veo - era una duda ya resulta en mi mente. Miré la gran bolsa que Hanji dejó en la silla de mi escritorio. - ¿Qué es eso? - pregunté señalando.

- Tu uniforme, querida - dijo en un tono burlón - Lo sentimos, pero tienes que ir con uniforme, nada de ropa informal. Las normas son las normas, Mikasa - abrí los ojos sorprendida, nunca me había puesto un uniforme, ya que en mi antiguo instituto no era necesario. Suspiré frustrada y me senté al borde de la cama - También tienes que unirte a un club.

El Arte De Amar Where stories live. Discover now