Capítulo 16: Maldito Todo

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Sentía como alguien acariciaba lentamente mi espalda, dándome el mejor gusto de toda mi vida. Sus manos tenían una manicura perfectamente hecha, moviendo sus dedos de manera lineal o circular. Llevaba tiempo diciendo algo pero no entendía lo que me explicaba. Eso sí, tenía mucho frío por la parte de mis pies, helados diría yo que los tenía. Pero me daba igual, estaba en la gloria absoluta cuando esas manos se toparon con mi espalda. De repente, todo cambió, al sentir mi lóbulo de la oreja húmedo y parte de mi mejilla. ¿Era un perro o un gato? Espera... ¿Desde cuándo tenemos animales en la residencia? No, no tenemos. Entonces... ¿quién me está chupando?

Abrí los ojos de inmediato, girando ligeramente la cabeza y encontrando finalmente a la causante de todo.

- Nanaba... ¿Qué estás haciendo? - me digné a preguntar.

- Así que esto funciona - murmuró - Buenos días, Mikasa - sonrió - Te decía que yo ya me iba al instituto, nos vemos allí. Que no se te olvide darle el desayuno a Levi, se lo he preparado con todo mi amor - guiñó un ojo - Y las pastillas déjaselas preparadas y que se las tome él - se incorporó de los laterales de mi almohada, quedando de pie - Ah, sí... Hoy hace frío, abrígate y lleva paraguas que está lloviendo. Ya sí que sí, me voy. Adiós, Mikasa - dejó un cálido beso en mi mejilla para después salir de mi habitación. No sé cuánto tiempo me quedé mirando la puerta con una mano sobre la parte donde recibí su beso.

- Buenos días - volví a acostarme - Sólo cinco minutos más... - susurré, tapándome con las sábanas hasta los hombros, volviendo a sentir la calidez que emanaba debajo de éstas. Cerré los ojos intentando llegar otra vez a mi profundo sueño pero... no todo es alegría y paz, el maldito reloj de mi querida amiga Hanji (ahora mio) empezó a sonar descontroladamente, quitando ya, todo mi adormecimiento. Alcé la mano para apagarlo, consiguiéndolo después de tres intentos fallidos - ¿Por qué, por qué mundo cruel?! - miré el techo, recordando algo importante que había olvidado. Por casualidad, eché un vistazo por mi habitación, topándome con el reloj digital encima de mi escritorio - ¡Mierda, las 7:30! - pegué un brinco y con velocidad me vestí. Nanaba tenía razón, hacía mucho frío.

Bajé corriendo las escaleras encontrando por el camino a Eren acomodando su camisa. No tardó en saludarme nada más saber de mi presencia.

- Hola. Parece que no soy el único que se despertó tarde - bromeó - Hasta Armin se ha ido ya. No entiendo el entusiasmo de ir a clases y más con el tiempo que hace hoy - suspiró entrando al salón, detrás de mí.

- Ni que lo digas pero, ¿ya se han ido todos? - pregunté curiosa al no oír nada.

- Todos se han ido, bueno, menos Levi. Ya te lo dije... Son muy entusiastas - sonrió pícaro.

- ¿Y tú no lo eres también? - metí dos rebanadas de pan en la tostadora.

- También. Lo que pasa es que soy como el tiempo, si está nublado yo también lo estoy, no sé, siempre me ha pasado, desde que era niño... - hizo una breve pausa, cogiendo dos vasos de cristal y una botella blanca - ¿Leche? - alzó la mano donde ésta se encontraba.

- Si, por favor - la echó en el recipiente - Gracias - agradecí sacando las calientes tostadas.

- Ni lo agradezcas... Oye - lo miré - ¿De quién es este desayuno? - señaló una bandeja situada en la esquina de la encimera.

- Es de Levi. Se la llevaré después de desayunar - junté la mantequilla sobre la tostada.

- ¿Qué clase de brujería utilizará Nanaba para dejar siempre la comida tan caliente? - escuché murmurar a Eren, mirando el plato con curiosidad.

- Nanaba es una bruja... - respondí con sarcasmo.

- ¡También lo has pensado!? - me señaló asombrado, ganándose por mi parte, una pequeña sonrisa.

El Arte De Amar Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang