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Editado. 

Skyler

Me quedé atónita cuando parpadeé varias veces para asegurarme de que lo que veía era real y no un simple sueño o, en este caso, una pesadilla. Nate se levantó del suelo y agarró a Chase cuando éste se puso de pie para correr hacia a mí como si su vida dependiera de ello. Retrocedí al ver que forcejeaba para venir hasta mí y casi me tropiezo del susto.

Chase me miró impaciente, como si tuviera unas inmensas ganas de que yo fuese su víctima. Su agitación era alarmante, y golpeó a Nate con su puño un segundo después de que yo pensara eso. Supe que esa era una gran señal para salir corriendo escaleras abajo.

No tendría que haber venido, no tendría que haberme dejado llevar por mis estúpidos sentimientos. Chase, para mi mala suerte, era alguna cosa de la que yo no estaba segura, pero que por lo que él dijo... tenía mis teorías. Si solo me decía «voy a beber tu sangre, Skyler», quizá no pensaba en que podría tratarse de un vampiro, pero sus ojos me daban a entender eso... que él era eso.

Un vampiro.

¿Un vampiro? ¿Cómo podía eso ser posible?

Quise buscarle otra explicación, esa parte de mí que Chase volvió completamente loca con un beso era la que quería encontrar alguna razón, pero no sabía qué inventarme para justificar sus ojos rojos y las venas negras que se extendían por todo su rostro.

Me sentía aturdida, atrapada en un sueño vívido, en un mundo distinto al que yo no estaba acostumbrada y le temía. Me asustaba que me pasara algo después de lo que había visto. Las imágenes se repetían en mi mente una y otra vez, no solo las de Chase, sino también las de Jason, quien provocó que los White escupieran sangre. Intenté procesar todo eso que había pasado de repente, pero seguía perdida y con otro inconveniente de por medio.

¿Cómo iba a volver a casa si todavía no sabía bien cómo llegar? Encima era más de media noche, y no conocía ni confiaba en nadie para que me alcanzara hasta a mi casa. Además, ¿cómo es que iba a subir a mi habitación? Joder, realmente esto apestaba, no volvería a salir de la casa jamás en la vida si no era con alguien de confianza. No volvería a escaparme por alguien —o algo— como Chase White.

¿A eso se refería Jason con que los White eran peligrosos? Si Chase era un vampiro, estaba segura de que sus hermanos algo también tenían que ver. ¿Y qué era Jason? Porque lo que les hizo a los tres con solo un movimiento de manos me daba a entender que él podía hacer magia.

La cabeza empezó a dolerme cuando salí fuera de la casa y esquivé a todos esos borrachos que estaban pasándosela de lo más bien, todo lo contrario a mí. Di un par de pasos para alejarme de ellos y llegué hasta la otra punta de la cuadra. Saqué mi teléfono, atenta a todos lados por si acaso, y busqué en mi lista de contactos el número de Ryan. Tenía miedo de llamarlo, de pedirle ayuda porque sabía bien que se pondría furioso, y un lío tremendo se armaría si la tía llegara a enterarse. Pero, ¿qué podía hacer? Otra no me quedaba.

Los nervios aparecieron, no eran de los lindos, de aquellos que sentía cuando estaba cerca de Chase, no, eran diferentes, de esos que te dejan mal sabor de boca y hasta te hacen marear.

—Skyler —dijo alguien a mis espaldas. Me sobresalté enseguida y solté el celular sin querer. Pero justo antes de que cayera al suelo, él lo detuvo.

Perfectos reflejos.

No sabía su nombre, pero lo vi antes en la escuela y también en la mañana cuando me topé con su casa, y sabía bien que en él no podía confiar porque se trataba de otro de los hermanos de Chase. Me entró el pánico cuando sus ojos se detuvieron en los míos.

Atracción destructiva +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora