Capítulo 22

20 9 0
                                    

_ Michelle... ¿Qué sucede?

_ Estoy muriendo Edmundo, me estoy muriendo.

_ ¿Por qué lo dices?

_ Mis padres me abandonaron cuando yo tenía ocho años. – comenzó a temblar. _ Sólo porque mi verdadero padre sufría una enfermedad y yo fui hereditaria. Tengo células cancerígenas, y ya me queda poco tiempo. Voy a morirme, me voy a morir.

_ Puede haber una solución.

_ Quiero ver a mis padres, a mi hermana, quiero verlos a ellos.

_ ¿Dónde están ellos? Puedo irlos a buscar.

_ Ellos están muertos. Murieron en un accidente automovilístico mientras viajaban.

Edmundo se quedó sin palabras, sin saber que decir o hacer.

_ Cuando cumplí mis quince me enteré que mis padres habían muerto el día en que me abandonaron. Yo quise morir con ellos, pero me había acostumbrado a la vida, a sonreír, a vivir, a luchar por lo que quiero. Me aferré tanto a la vida que cuando me enteré solo me dolió por momentos. – hiso una pausa y se sentó en el banco. _ Mi hermana, mi hermana me dejo a Skyler y a Kaleth, mis dos flores favoritas y las más hermosas. Me dijo que las cuidara como si fuese ella, que nunca la olvidara, que la mantuviera con vida. Ellas eran mi medicina. Yo todas las noches bebía mi jugo con un zumo de ellas y revivía. Yo podía vivir hasta que ellas murieran. – Edmundo se puso de pie y negó. _ No sé qué sucedió con ellas, pero alguien me las quitó, alguien me quitó la vida sin remordimientos Edmundo. Por eso sufrí, por eso lloré, por eso odié. Porque no tenía las plantas medicinales para seguir viviendo. Ahora mírame, mírame, estoy muriendo, estoy muriendo como nunca pensé.

_ Michelle, ¿Por qué nunca me lo dijiste?

_ Nadie sabe mi situación, solo mi jefe y es quien ha estado pendiente de mi todo este tiempo porque de verdad yo le importo a él. Pero siento que a nadie le importa lo que yo tenga que decir

_ ¡A MI SI ME IMPORTA MICHELLE, A MI SI ME IMPORTA!

_ ¡TU SOLO QUERIAS JUGAR CONMIGO! Lo supe desde el principio, ¿Cómo podría contártelo? Si a ti solo te importa es tu dinero.

_ Ahora me importas tú y todo es diferente. Yo puedo dejar mi herencia a un lado solo por tenerte a ti. Puedo cancelar ahorita mismo la boda solo para estar a tu lado...

_ ¡NO PUEDES HACERLO! ¡¿NO ENTIENDES QUE VOY A MORIR?!

_ PUES MUERO CONTIGO, MUERO CONTIGO NO ME IMPORTA.

_ Tienes una vida Edmundo, no la eches a perder.

_ Solo tengo una vida, una vida que quiero compartir contigo.

_ Vas a casarte y tendrás dos hijas.

_ No quiero casarme, solo quiero estar contigo.

_ Tu esposa te espera.

_ Quiero que tú seas mi esposa, ahora y siempre.

_ Yo no puedo casarme contigo.

_ Si puedes Michelle, no importa si mueres, solo quiero casarme contigo. – hubo un pequeño silencio. _ Déjame demostrarte que no te estoy mintiendo. – secó sus lágrimas. _ Déjame quererte. Déjame demostrarte que lo que siento por ti no es comparable a lo que he sentido antes.

_ Ya no tiene caso Edmundo, ya nada tiene sentido ni importancia. – se puso de pie y bajó a la cocina. _ ¿De qué vale tomar mi jugo? Si no tengo el zumo de las plantas. Quiero estar sola...

_ Siempre quieres estar sola.

_ Amo la soledad. Vete por favor, necesito descansar. Siento mucho lo... – Edmundo le interrumpió dejándole un beso en sus pequeños labios. Ella suspiró y respondió el beso.

Michelle esa noche quedó con su mente despejada, ya que por fin pudo desahogarse con alguien. Sintió paz interna, y eso es saludable para ella. Los días pasaban y los preparativos de la boba ya estaban listo. A sólo un día para que Edmundo se case con una mexicana.

_ Cariño. – la madre entra a su habitación. Él está sentado en el mueble con sus nudillos en su mandíbula. _ Este anillo... es el que mi padre le dio a mi madre. Ahora quiero que se lo coloques a tu esposa. . – se lo entregó y él lo detalló bien. _ Es diamante. – el asintió sin ganas. _ ¿Qué tienes? Te ves raro.

_ Estoy raro porque me enamoré mamá.

_ Eso lo se mi amor y no sabes lo feliz que me siento. – salió de la habitación con una sonrisa en su rostro. Él se quedó pensativo.

_ ¿Por qué no me pregunta de quién? ¿De verdad piensa que estoy enamorado de esa naca? Tan pesada que es. Ah nadie le importa escucharme. – en ese momento recordó las palabras de Michelle. – A nadie le importa escuchar lo que tengo que decir – comprendió y susurró. _ Michelle, ¿Cómo estarás hoy?

Michelle se encontraba hospitalizada en la clínica, lugar donde ha estado todas las tardes. Su jefe estaba allí con ella, él también se ve un poco afectado.

_ Joel ha estado bien con su prima juliana. No le arruines su felicidad hablándole de mis problemas. Simplemente diles que me fui de viaje y no tuve tiempo de despedirme de ellos. – el asintió.

_ ¿Y qué me vas a decir a mí?

_ Que mantengas el restaurante como lo has estado manteniendo todos estos días que no he estado presente. Puedes hacerlo.

_ ¿Por qué vendiste las flores?

_ Porque quería colocar flores nuevas, con el dinero que me dio la señora compré otro tipo especial. Cultívalas y mantenlas con vida por favor. Eso es lo único que te pido. – el señor asintió y salió del lugar. _ Edmundo, ya solo falta un día para que te cases. Y, mis minutos están contados ya. 

Simplemente vivir ©️ (Completa)Where stories live. Discover now