Capítulo 03

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La mayoría de las flores tienen nombre, así ella lo decidió.

_ Skyler... estás muy bella hoy, te parecías a mi antes de que preguntaran por mis padres, ahora en estos momentos, estoy igual como está Kaleth, triste y apagada. – hizo una pausa y luego sonrió. _ Pero entre todas podemos hacer que ella cambie, claro, iré por agua. – se levantó y se sorprendió al ver a Edmundo detrás de ella escuchando lo que ella dijo. _ ¿Qué haces aquí? El restaurante está cerrado por si venias a cenar. – respondió con rabia.

_ No, sólo estaba dando una vuelta y me distraje al verte hablando sola otra vez. – se quedaron en silencio un segundo. _ ¿Sueles hacerlo siempre?

_ Disculpa, pero no quiero hablar contigo, tengo muchas cosas que hacer. – se giró dejándolo sólo, fue a buscar agua, pero cuando venía de regreso tuvo un pequeño mareo y se sentó en una de las sillas a esperar que se le pase. Cuando se sintió mejor se levantó y fue por una bebida a la cocina, bebió una pastilla con jugo de pera. _ Tal vez con esto me sienta mejor. – se volvió a sentar, recostó su cabeza un segundo y se quedó dormida por diez minutos, luego se despertó sorprendida, fue por el agua y abrió la puerta para echarle agua a las flores, al salir se dio cuenta que Edmundo aún seguía allí sentado.

_ Pensé que nunca ibas a salir.

_ ¿Por qué sigues aquí? Ya va como media hora más o menos.

_ Lo sé, pero me dije a mi mismo que te acompañaría a tu casa, porque es muy tarde para que te vayas sola por allí. Hay mucho peligro en las calles. – ella se quedó mirándolo a los ojos y le dio un poco de rabia. _ ¿Qué? ¿No te puedo acompañar?

_ No, tengo novio y el siempre viene por mí a este lugar, así que por favor, vete. – comenzó a regar las flores. _ Si te echo suficiente agua, mañana amanecerás fuerte y brillante como Skyler, te necesito bien, no te desmayes más. – Edmundo sonreía al verla hablar con las flores y ver la forma en que las trataba, como si fuesen niños o similar. _ No quiero tener problemas con mi novio, así que vete. – volvió a entrar al restaurante, se quedó un poco pensativa y luego se fue al depósito a cambiarse para dormir. Se lavó los dientes, peinó su cabello, y se acostó. Al día siguiente el restaurante no debía abrir, ella tenía que ir a casa de Joel, pero, se sintió mal la noche anterior razón por la cual decidió ir al hospital infantil de niños con discapacidad. Cuando salió del restaurante se dio cuenta que Edmundo continuaba allí, ella frunció el ceño y él se levantó.

_ ¿Tu novio te dejo esperando toda la noche? O, ¿me mentiste? – preguntó un poco molesto.

_ Yo no tengo porque darte explicaciones a ti, ni siquiera conozco tu nombre. Tengo muchas cosas que hacer, permiso. – pasó por su lado. _ ¿Pasaste la noche allí? – el asintió y ella sonrió. _ Yo no te pedí que lo hicieras, no me culpes de algún dolor o malestar.

Edmundo se quedó observando cómo se marchaba, le dieron ganas de seguirla, pero el orgullo es más grande que él.

_ Haré que se trague todas sus palabras y quede rendida a mis pies. – susurró con sus manos empuñadas. Después de eso se fue a casa, en el transcurso del camino se encontró con su pareja, el intentaba evitarla pero ella lo seguía.

_Cariño, ¿Qué tienes? Te ves muy cansado, ¿Dormiste bien anoche?

_No, no dormí bien ayer, es que me quedé hasta tarde estudiando para el examen. También los problemas entre mi mamá y papá que me tienen mal, no hago más que empeñarme en estudiar para irme de esa casa. – Edmundo es el padre de la mentira, las chicas le creen todo simplemente porque están hechizadas con él. _ Iré a casa, cariño te amo, te llamo en la tarde. – siguió su camino hasta llegar a su casa, su madre lo recibe con los brazos abiertos.

_ ¿Dónde estuviste anoche?

_ Estaba en la casa de unos amigos mamá.

_ ¿Estás ebrio?

_ No, ¿Cómo crees? No he vuelto a tomar, ¿Y mi padre?

_ Está en la biblioteca cariño.

_ Tengo que descansar mamá. Hablamos luego. – subió a su habitación, se despojó de toda su ropa y se acostó. _ Esa niña quiere ser creída, pero no hay ninguna mujer que pueda resistirse ante mí. – quedó en un profundo sueño. Michelle llegó al hospital y comenzó a hacerles masajes a los niños, a estirar sus piernas, sus brazos, acariciaba su cabeza, mientras les contaba un cuento inventado.

_ ¿Cuándo nos vas a cantar una canción?

_ Hoy no traje la guitarra, será para la próxima, ¿Sí?

_ Si, para mañana, ven mañana, ¿Sabes por qué quiero que vengas mañana? – ella negó sonriendo. _ Mañana cumplo ocho años, y quiero que estés aquí, mis papás van a traer una torta y una chupeta para ti, ¿Vas a venir? – ella se quedó un poco pensativa, ¿Ocho años? La misma edad en que comenzó a vivir sola. _ ¿Vas a venir?

_ Si, si, si... mañana estaré aquí después de trabajar, vendré a las dos de la tarde con mi guitarra. – la pequeña niña que le pedía ese favor quedó entusiasmada. Al cabo de unas horas ella se marcha, a cada uno de los niños les da un beso en la frente. Al regresar se encontró con Joel, él se veía un poco triste.

_ ¿Dónde estabas? Me dejaste preocupado anoche, y más preocupado aun porque no llegaste en la mañana.

_ Olvidé que tenía que ir al hospital infantil, no podía faltar, bien lo sabes.

_ ¡Pero debiste decirme que ibas a ir y no me hubiera quedado esperándote como un imbécil!

_ Lo siento, no fue mi intención.

Simplemente vivir ©️ (Completa)Where stories live. Discover now