Capítulo 07

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_ ¿Tienes sed? – preguntó Edmundo sentándose a su lado. _ Ten. – le extendió un poco de su agua, ella lo miró con desprecio e intentó levantarse, pero él la detuvo. _ Quiero hablar contigo por favor no te vayas. – ella se quedó mirando la forma en que la mira y se sentó.

_ Si tengo mucha sed, y gracias. – dijo bebiendo toda el agua que había en la botella. _ Te tocará comprar otra botella, porque sigo con sed. – él sonrió, se levantó y fue corriendo a comprar otra botella de agua, ella se sorprendió y sonrió.

_ Aquí está, bebe todo lo que quieras. – ella sonrió y él se quedó observando su sonrisa. La sonrisa de Michelle era la más linda que él pudo haber visto. _ Si sonrieras siempre así... – ella lo interrumpió.

_ Dijiste que querías hablar conmigo, habla ya o calla para siempre. – él se sentó sonriendo.

_ Quería disculparme contigo por las veces que me comporté como un imbécil, en realidad no sabía lo que hacía, pero aquí estoy, para disculparme por la vez que te trate mal la primera vez que te vi en el restaurante, por esa, y por todas las veces, incluso por lo de hace un momento. Es mi forma de ser, no puedo cambiar de la noche a la mañana...

_ Ok, mucho por hoy, estas disculpado, pero déjame en paz ya. – le entregó el agua y comenzó a trotar. Edmundo se quedó sin palabras, solo miraba como se iba.

_ ¿Quién se cree esta chica? ¿La hija del presidente de la ONU? – observó el agua y sonrió. _ Ella va a volver a tener sed, entonces vendrá a pedirme agua, por lo tanto, me quedaré sentado aquí a esperar que ella regrese. – Lo que él no sabía es que a ella ya se le hacía tarde y debía ir al restaurante. Edmundo pasó toda la tarde sentado esperando a que ella vuelva por agua, se sintió frustrado, se marchó. Al llegar a casa se encuentra con su novia.

_ Cariño, ¿Dónde estabas? – es lo primero que dice al verlo, el coloca una expresión de desagrado e intenta evitarla. _ ¿Qué tienes? Estas muy serio.

_ Acabo de tener una conversación desagradable que me puso de mal humor, no quiero pagarla contigo así que por favor vete, quiero estar solo. – subió a su habitación y cerró la puerta de un portazo. _ ¿Quién se cree Michelle para tratarme así? ¿Se le olvida quién soy? Por favor, tengo la belleza que no tiene el idiota de su amiguito, tengo el dinero que no tiene su amiguito, pero... ¿a ella le importa? – se mira en el espejo. _ ¿A ella le importa si soy guapo? – frunce el ceño y niega con rabia. _ ¡Maldición, pero que mujer! Ella es la única mujer a la cual no le importa el dinero, no le importa el físico, no le importa lo que le digo, es la única mujer incapaz de pararme pelotas cuando estoy frente a ella.

Michelle abrió el restaurante y hace el mismo procedimiento de todos los días, le echa agua a las plantas, a las flores, sonríe a las personas que llegan. De tanto visualizar a las personas se da cuenta que hay una chica sentada en la última mesa, la chica se ve un poco triste, entonces ella se le acerca. _ Disculpa, ¿te puedo ayudar en algo? – la chica seca sus lágrimas y sonríe.

_ No, pero gracias de todos modos. – Michelle se sienta y respira hondo.

_ Soy la encargada del restaurante cambio lágrimas por sonrisas. – la chica sonrió y bajó su rostro.
_ Tengo muchos problemas en mi casa, mis padres se quieren divorciar y no hayan que hacer conmigo. No quiero que ellos se separen porque con ellos soy feliz, no quiero irme con mi mamá, no quiero irme con mi papá, quiero irme con ambos al mismo lugar junto con mi hermana. Me enteré que mi mejor amiga se entiende con mi novio, lo busqué y le pedí una explicación y me lo negó todo, le hice una trampa y si, ellos se ven a mis espaldas, me duele la traición de ambos. Quisiera hablar con él, contarle mis problemas, pero a él solo le importa mi amiga, y no quiero volver a verla a ella. – Michelle escuchaba con atención, se sintió mal por ella. _ He intentado atentar contra mi vida pero no ha dado resultado, me da coraje.

_ Creo que lo mejor es perdonarlo a él, y a ella también.

_ ¡Eso nunca lo voy a hacer!

_ Debes hacerlo, tienes que hacerlo para que veas que ya no habrá más sufrimiento, ve, yo me crie sola, desde los ocho años estoy sola, sin el apoyo de mis padres. Tengo veinte años y nunca he intentado algo en contra de mi vida, ¿sabes dónde vivo? Vivo en el depósito de éste restaurante. – la chica se sorprendió. _ No sé lo que es estudiar, nunca fui a la escuela, y mírame... no he muerto. Eres una chica muy simpática, tienes una linda sonrisa y a través de tu mirada puedo notar que tienes un lindo corazón. No dejes que tu corazón se llene de odio, de rencor, de resentimiento. Ve a casa de tu novio, dile que lo perdonas por lo que te hizo, que no hay rencor dentro de ti. Ve a casa de tu amiga, dile que a pesar de lo que hizo tú la quieres por haber sido tu mejor amiga, que la perdonas por haberte traicionado, dile que a pesar de todo no le guardas rencor, que se quede con él, y que no llore cuando él le haga lo mismo a ella. La vida es como un restaurante, nadie se va sin pagar. No guardes rencor en tu corazón, porque mientras tú sufres, ellos son felices. Cuando los veas por las calles, no agaches la mirada, ten la cabeza bien alta y regálale una sonrisa. – la chica asintió con la cabeza escuchando aquellas palabras sabias que Michelle les decía. _ Y respecto a lo de tus padres, ve a casa ahorita y abraza a tu papá, dile que lo amas y que te duele saber que ya no va a estar. Abraza a tu mamá, dile que la amas y que es ella, el mejor regalo que Dios te pudo haber dado. Tal vez eso solucione un poco el problema. – la chica se levantó y se fue corriendo, Michelle la miró y sonrió. _ Si quieres conocer la verdadera felicidad... ve a casa y ama a tu familia.

Al cabo de una hora los amigos de Edmundo lo invitan a salir.

_ Vamos amigo, yo pago. – dijo uno de sus amigos. Edmundo no estaba de humor, no después de lo que había sucedido en la tarde con Michelle. _ Te estoy diciendo que voy a pagar la cuenta, vayamos a cenar.

_ Yo exijo el lugar. – respondió Edmundo. _ Vayamos al restaurante donde estuvimos la última vez. – los chicos se quedaron sorprendido, sonrieron y luego aceptaron. Tan pronto Edmundo llegó comenzó a buscar a Michelle con la mirada pero no estaba, para su mala suerte ella estaba arriba atendiendo. Una chica se acerca a atenderlos.

Simplemente vivir ©️ (Completa)Where stories live. Discover now