Bueno, te creo. Nosotros nos estamos devolviendo. Mañana Kris y yo pasaremos temprano a ver si te sigues sintiendo mal.

—Yo las espero mañana, un beso.

Y sin más, cuelgo el teléfono y vuelvo a guardarlo en el bolsillo. Y en dos movimiento, Kyle ya me tiene nuevamente en su agarre y vuelve a atraparme con sus labios.

Coloco mis piernas alrededor de su cintura y continuo besándolo, con mi espalda apoyada en el árbol.

—Así que le mentiste a tu mejor amiga, ¿eh? —dijo entre besos. Su voz ronca me estaba volviendo loca—. ¿Tan malo soy para no contarle sobre mi?

—Tú no eres malo. —Se separa de mi, mirándome fijamente. Por un segundo extraño su cercanía, pero ver el azul de sus ojos me calma—. Eres un idiota, pero no eres malo.

—Así que soy un idiota, ¿eh? —pregunta divertido, dejando un beso corto en mis labios y bajándome con cuidado—. Este idiota te acaba de dejar más caliente que estufa a gas.

Lo empujo suavemente en su pecho provocando una sonrisa en él. Nunca lo había visto así, tan alegre. En la semana que lo conozco, siempre, de lejos, lo había visto caído, depresivo, oscuro. A la luz de la luna parecía otra persona.

No me vegas con que eres hombre lobo ahora, Kyle, porque si no ahí si las ganas te las calamardomamaste.

—Tengo que irme —susurro. Él no parece muy contento por esto, por lo que me sorprende ver que me suelta y me pasa mi bolso.

—Ok, pero déjame llevarte. —Lo miro—. No voy a dejar que camines hasta la residencia de noche. No soy tan idiota.

Lo sigo a él con una sonrisa. Ambos caminamos a una distancia considerable, bueno, luego de que nos hayamos besado y manoseado por más de veinte minutos seguiros, cualquier distancia es considerable.

Al llegar a la fogata, todavía queda la mayoría de la gente. De hecho, no me sorprendía, después de todo la fiesta recién estaba comenzando. Yo solo quería irme.

—¡Eider! —Oh no. Will. Se acerca a pasos largos y al estar frente a mi, toma mi rostro entre sus manos, analizándome.

Debía creer que yo estaba herida.

—La encontré dando un paseo por el bosque y le dije que era mejor volver —mintió Kyle, tomándome por sorpresa. Will, al darse cuenta de su presencia, apretó los labios molesto.

Sabia que Will era mayor que Kyle por un año, pero aún así, parecían al revés. Kyle se veía más grande de lo que era, y el doble de intimidante.

—¿Por qué no te creo, Kyle? —El menor de los Frederick iba a contestar, pero fue interrumpido por la mano alzada de Will, que inmediatamente lo mandó a callar. Toda la atención de Will parecía en verme a mi—. Vamos, te llevaré a casa, Eider.

—Tranquilo Will yo la llevo, después de todo eso estaba por hacer y tú tienes que quedarte en la fiesta, con tu equipo.

Cada vez que Kyle mencionaba una palabra, las manos de Will que sujetaban mi cara temblaban. Lo odiaba, odiaba a su hermano. Y no solo eso, le tenía miedo a Kyle. Lo podía sentir. Lo odiaba porque le aterraba. Al igual que los otros tres. Les aterraba Kyle.

HABITACIÓN 219Where stories live. Discover now