XIII. Lo que el otoño se lleva y lo que el otoño trae

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XIII. Lo que el otoño se lleva y lo que el otoño trae

El final del mes estaba próximo y los ciudadanos de Hogsmeade lo sabían, pues esa sería la primera visita que los jóvenes hechiceros del Colegio vecino harían al pueblo mágico.

Todos los alumnos mayores a tercer año sonreían y estaban ansiosos para poder visitar todos y cada uno de los rincones del famoso lugar. Se decían muchas palabras prodigias acerca de lo que podrían encontrar a través de los locales.

Sin embargo, había una persona en especial que no podría importarle menos aquél fin de semana. Porque ella no entendía qué había de bueno en ese tonto pueblo: Lena Sheathes, sola en un rincón de sus sala común, miraba por los amplios ventanales cómo los alumnos deambulaban por los jardines rumbo a los carruajes. Abrazó con más fuerza sus rodillas cuando distinguió a uno de sus primos entre la muchedumbre.

Ese día más que otros estaba maldiciendo a quien fuera que declamó una inservible e imbécil profecía.

—¿Por qué tan solita, Sheathes preferida? —anunció una masculina voz a sus espaldas haciéndola brincar en su lugar.

Absorbiendo la loción que emanaba el chico, dio vuelta y apenas cabeceó para saludarlo.

—Me gusta mi privacidad, Jarel —respondió enterrando la nariz entre sus brazos que reposaban cruzados en las rodillas.

El chico tomó asiento a su lado y siguió la mirada de la pelirroja, encontrándose con la multitud estudiantil conmocionada por tomar lugar en uno de los carruajes que los llevaría al pueblo.

—¿No vas a Hogsmeade? —La chica negó con la cabeza sin apartar la vista de los jardines ganándose una mueca de su amigo—. ¡Vamos juntos! Será divertido.

Lena se enderezó en su lugar cambiando su semblante neutro a uno exasperado. Bastante tenía con despotricar en su mente, no le gustaba el hecho de escucharse en voz alta quejándose. Le parecía muy llorica para su gusto. No servía para nada.

—No me firmaron el permiso para ir al pueblo, Jarel —respondió clamando por mucha paciencia y lograr mantener su rostro pasivo—. Así que me quedaré acá durante el resto del día... Puedes irte si quieres.

Al rubio si que le extrañó eso. Es decir, ¿a quién no le daban permiso de ir al pueblo de Hogsmeade, siendo el pueblo más famoso de Inglaterra? Parecía imposible. Aunque aquello no haría que Jarel Gryness abandonara a su amiga.

—Habrá mas visitas durante el resto del año. —Fue su respuesta.

Se puso cómodo en su lugar y se retiró la chaqueta pues no pensaba salir ahora.

La sala común por primera vez en el año se encontraba desierta, dejando a ese par de amigos en la comodidad de poder charlar de cualquier tema sin restringirse.

—¿Quieres hacer algo en especifico? Queda mucho del día como para permanecer acá encerrados —musitó la chica mirándolo con un extraño brillo en su mirada.

Y es que tenía la sensación de que algo se le estaba olvidando, pero no podía recordar qué.

—Lo que te agrade será bueno para mi —se limitó a responder el chico mientras su entrecejo se hundía tratando de obligarse a recordar aquello.

—La verdad no lo sé… Ni si quiera sabía si quería hacer planes para hoy porque —carraspeó y se rascó el cuello, bajó el sonido de su voz y apenas y habló en un ligero susurro—… hoy es mi cumpleaños.

Se formó una gran sonrisa en el rostro del chico, pues sus ojos se habían achinado  y no tardó en tomar a la chica entre sus brazos.

Besó su coronilla mientras con su mano alborotaba aun mas su melena pelirroja. Para él los cumpleaños eran muy importantes en la vida: algo así como una oportunidad nueva que indicaba cambios, un nuevo nacimiento.

Aprendiz de los doce magos | [Harry Potter Fanfiction]Where stories live. Discover now