XXIII. Quebrantados

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XXIII. Quebrantados

Regreso a Hogwarts. Era algo inminente. Los Sheathes siendo el plano principal de los cotillas en el castillo.

¿Lo has leído? "Si, en El Profeta" Qué trágico. Yo conocí a su abuelo el verano pasado, es una pena.

¡Ja! Como si esos hubiesen sido los comentarios. Estaban muy lejos de la verdad. Los alumnos de Hogwarts lanzaban el peor veneno que podría imaginarse en la tierra: teorías trágicas donde dejaban a la familia como una portadora de secretos inimaginables; blasfemias sobre los fetiches que tenía el anciano; suposiciones sobre por qué la familia era tan numerosa. Una peor que la otra.

Claro, la mayoría soltaba los chismes lejos, pero muy lejos, de los Sheathes.

Explosivos e impulsivos, ninguno, ni si quiera el tímido Thomas, se tomaban la molestia de preguntar quién inició aquella sarta de mentiras. Solo explotaban. Palabras hirientes, hechizos amordazadores y lo peor, esas peleas a golpes en las que Phil se metió.

Lena, De una manera rápida, decisiva, sin tardar tiempo, ya había hechizado a muchas Ravenclaw que musitaban a su espalda.

Que porqué nunca se supo de ella.

Que si la separaron de su abuelo por abusar de ella, porque, "qué casualidad que cuando regresó de quien-sabe-dónde, el anciano no tarda en fallecer", a nadie le sorprendería que ella tomara justicia por su cuenta.

Que si Lefteris cambió su testamento y la dejó a ella como albacea.

Claro, nadie de los que dijeron aquello se fue sano y salvo. Vaya que la acusaron con la directora, pero no había evidencias. Ventajas de ser alumna predilecta de los doce magos.

Algo bueno tenía que dejarme, pensó.

Lena cruzó los brazos por detrás de la cabeza y siguió disfrutando del sol que se filtraba por las buhardillas del viejo invernadero. Se encontraba sola, pensaba en todas las cosas que debía hacer pronto, eran muchas ocupaciones y el tiempo cada vez era menos.

Aún con los ojos cerrados, alzó sus dedos medio e índice, haciendo que un leve rocío se esparciera por las viejas plantas y todo dentro del invernadero. No contaba con que dos personas habían entrado al lugar.

— ¿Cómo dementores hiciste eso? —inquirió una voz.

—Hola, Cam, hola Aaron, ¿qué tal sus vacaciones? Las mías de la mierda, pero pasé peores.

Los ignoró a toda costa y tomó su bolso, (despidiéndose de la poca serenidad del momento), y los pergaminos que no guardó por temor a que se arrugaran. Estuvo a punto de pasar de largo, pero ambos chicos la tomaron de cada brazo y la cargaron, dejándola caer en la misma banca.

— ¿Qué mierda te estás metiendo? Eso de... las manos... Mierda, ni siquiera puedo hablar bien. Agh

Cam miró a Aaron y suspiró. — ¿Todo bien, Lena?

La pelirroja lo miró de soslayo antes de asentir con suma lentitud. —Todo bien, Cameron.

—Insisto, ¿te estás metiendo algo?

—No... todavía.

— ¡Cómo que, todavía? Mierda...

—Tranquilo, Nott. ­—Lo tomó de la túnica y lo jaló hasta que el pelinegro se sentó a su lado, hizo lo mismo con Withmore. Sabía de antemano que la habían visto hacer magia sin varita. No era una imagen fácil de procesar, así que debía hallar una solución—. En vacaciones conseguí un buen producto que seguro les gustará...

Aprendiz de los doce magos | [Harry Potter Fanfiction]Where stories live. Discover now