XXXV. Envenenado y agonizante

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XXXV. Envenenado y agonizante, ese era su destino.


Su débil respiración se entorpeció tras el grito que abrió las puertas del infierno. El piso superior prometía libertad o más dolor, y en todo caso de averiguarlo antes debía buscar la manera de salvarse. Tarea difícil cuando se estaba cegada por la incertidumbre.

Pum, pum, pum.

Otro impacto en la estructura. Terminó sobresaltándose cuando los restos del techo cayeron a tan solo centímetros de ella. Serénate. Controla tu mente, tú puedes. Si dejaba que su lado emocional llevara ventaja a su sobrevivencia, no encontraría salida.

Vacilante, se deslizó por el suelo hasta sentir que las cadenas se tensaron. Ocurrió una segunda sacudida y más restos cayeron al sótano.

—A un lado —ordenó Jora en el piso de arriba para después bajar por las escaleras. Miró a Lena con una ceja alzada y el rostro imperturbable—. Sheathes.

La pelirroja le pagó con la misma moneda e, incapaz de ceder ni con la varita apuntándola a la cabeza, la retó con la intensidad de su mirada.

»—Eres una caja llena de sorpresas. —Hizo una mueca—. Pero afortunadamente tengo experiencia en tratar a los de tu clase.

—Claro porque seguro conocías tanto a mi padre que sabrías que él fue el que organizó todo este montaje. —El veneno en su sonrisa, el elixir de la mentira, por poco hizo claudicar el semblante de la rubia y solo avanzó un paso, como si se aproximara así hacia la verdad—. ¿Crees que él te ha perdido el rastro? Solo quiere que pienses lo que te conviene. Pero tú y yo sabemos que Robert sabe jugar sus cartas. No le importan los efectos colaterales si de ese modo llegará a su ansiado resultado.

La irascibilidad en su sonrisa sirvió como advertencia, de modo que Lena retrocedió en el suelo sin borrar su semblante tan altanero.

—Tienes su mismo asqueroso don de las palabras. Pero, sea verdad o no, estoy segura de que te gustará esta linda sorpresa. —Sus botines de tacón resonaron en el viejo piso hasta llegar a una de las viejas puertas del lugar. La abrió y haciéndose a un lado justo a tiempo, un cuerpo se desplomó—. Quedarás tranquila al verlo de nuevo.

Con un movimiento de muñeca tan elegante como ella, hizo flotar el cadáver hasta depositarlo frente a la pelirroja.

Lena se enderezó en su lugar, palideciendo. Negó. Deseó no reconocer esa cabellera rubia del hombre y en respuesta parpadeó ahuyentando el llanto. Se obligó a sacar el aire de su sistema por temor a ahogarse en cualquier momento y boqueó, incrédula. Él no merecía una muerte tan horrible en manos tan asquerosamente oscuras.

No le importó la burla en Jora y el verse vulnerable como ninguna otra ocasión. Se arrodilló como mejor pudo y soltó un gruñido para no lloriquear. Como despedida, quiso acariciar por última vez su rostro, pero los grilletes le aprisionaron las muñecas recordándole su objetivo en la misión. Ignorando su rostro arder y las lágrimas acumulándose, despidió la poca cordura que reservaba.

»— ¿Era lo que esperabas?

Lena sintió sus hombros temblando, ignorando que eras sus mismos sollozos. Ni siquiera fue capaz de controlar las lágrimas.

—Eres una bestia...

—Puedes agradecérselo a tu padre, linda.

Apretó los puños cuando la sintió arrodillarse a su lado; despreció su consuelo cuando le quiso acariciar el hombro. La cantidad de cinismo la asqueó y después, la hizo poner los pies en la tierra.

Aprendiz de los doce magos | [Harry Potter Fanfiction]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora