VI. Hogwarts reúne viejas amistades

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VI. Hogwarts reúne viejas amistades

Los Sheathes tenían mucho por contar de aquél verano. Muchas cosas importantes habían pasado para cada uno de los integrantes de esa familia.

Por ejemplo, Mathias estaba a punto de enfrentar aquel miedo de ser rechazado por su sangre luego de que por muchos años había mantenido el orgullo de los Sheathes en alto con la comunidad mágica.

O también estaba Richard, el más pequeño de los Sheathes que estaba tan confundido respecto a la vida que comenzaba con pequeños atisbos de decisiones equivocadas.

Como punto y aparte, esa mañana los Sheathes se encontraban cada quien en sus casas luego de una laaarga noche de presentaciones y risas. Lena y Gustave se habían instalado en la mansión de Russell Sheathes junto con sus primos Mathias, Demian y Thomas.

La comida de ahí era grandiosa y ni hablan de los artefactos mágicos que la rodeaban. Un gran linaje de sangre mágica y una herencia, por supuesto, conllevaban a tesoros y artilugios inimaginables.

Sin duda, el favorito de Lena se encontraba en el corredor de la cocina. Se trataba de un libro mágico que hablaba cada vez que alguien pasaba y a su vez, predecía cómo se sentiría la persona al transcurso del día. "Amada" le diagnostico a Lena en esa ocasión el libro.

Y si que era verdad que se sentiría amada, pues aquél fue el día en el que sus primos le enseñaron a jugar Quidditch.

Con la torpeza típica de principiantes, miedo a las alturas –porque nunca antes había volado y ahora sabría que volar seria de sus actividades favoritas-, pero con una gran convicción, estuvo durante un día entero tratando de mantener el equilibrio en su escoba como para estabilizarse lo suficiente y maniobrar con las pelotas.

Incluso le hicieron pruebas para descubrir su posición ideal.

El basebol, su basebol practicado durante varios años en su infancia la habían capacitado para ser una buena bateadora... aunque ser cazadora se le daba bien, no era tanto como bateadora. Había nacido para eso, si.

Sin embargo, algo que estaba afrontando consigo misma en ese momento era tener que comenzar a guardar secretos. Y en su vida había tenido que mentir tanto a muchas personas. Ahora era algo necesario de hacer pues no podía ir por la vida contando que era la aprendiz de la magia ni mucho menos que poseía el libro sagrado, donde estaban escritos con detalle los hechizos que la confederación había creado.

Incluso aunque quisiera contar más sobre aquello, Lena no sabía casi nada, solo lo esencial. Y sin duda eso la frustraba mucho.

—Que hay, primita —saludó Kyle abrazándola por los hombros.

Su cercanía hizo que Lena fuera consiente de los rasgos faciales de su primo. Por ejemplo esa peca con forma extraña que él tenía cerca del puente de la nariz o aquellas pestañas rizadas las cuales brillaban en sus puntas con ligeros motes pelirrojos.

— ¡Hey! ¿Qué hacen aquí? —interrogó sonriendo.

Kyle compartió una mirada cómplice con su hermano menor, Layton.

Lena hasta ese momento se encontraba desayunando junto a su primo Mathias. Ahora deducía porque sus otros dos primos no habían querido desayunar junto a ellos.

—Bueno nosotros tenemos varios minutos de haber llegado y venimos aquí para llevarte a tu sorpresa —respondió Kyle sonriendo de oreja a oreja.

—Tomaré esto, si no te importa —interrumpió Layton comiéndose lo que quedaba del plato de la pelirroja.

Mathias reprimió una carcajada.

Aprendiz de los doce magos | [Harry Potter Fanfiction]Where stories live. Discover now