XL. Respiro familiar

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 XL. Respiro familiar

Ni las dos horas en el Ministerio de magia ni los muchos meses al lado de Albus Dumbledore la prepararon para una simple pregunta.

—Señorita Sheathes, ¿podría usted conjurar el encantamiento patronus?

Lena maldijo por lo bajo, no obstante, se recompuso con su mejor sonrisa cordial. Acomodó las mangas de su vestido mientras asentía con la cabeza, tal vez convenciéndose a ella misma de ser tan hábil como para usar su misma esencia de bruja como su mejor arma. Si bien no era requisito conjurar el encantamiento patronum para aprobar el examen, necesitaba demostrar que la familia Sheathes defendía su honor ante la comunidad.

Aleks a varios metros de ella, charlaba con otro coordinador y asentía gustoso a sus órdenes. Él aprobaría sin mucho esfuerzo, ¿cómo no? Si el generoso de Jarel compartía conocimientos exclusivos de Beauxbatons. Su técnica no solo era limpia y certera, también atrapaba al espectáculo. Intrigaba.

Antes de pronunciar el hechizo, tomó un largo suspiro y bloqueando su mente de cualquier distracción, evocó la felicidad suficiente como para crear por lo menos una sombra. Ciertamente no era su primera vez practicándolo, aunque para ella, entre menos lo hiciera, mejor.

Porque en el fondo, era un recordatorio de lo cambiante e inestable que en realidad era ser aprendiz de la magia.

Sabía que pocas cosas la hacían un poco feliz sin traer consigo arrepentimiento, así que, a pesar del sabor agridulce, se concentró en recordar a Jules corriendo entre los matorrales siendo rodeado por las hadas y criaturas mágicas.

Por inercia, también recordó la foto de Halloween donde se vestía de dinosaurio. Sonrió al imaginar cómo haría pucheros para recorrer un vecindario más en busca de más dulces. — ¡Expecto patronum!

También se concentró en el primer día de clases del niño; con un solo amigo tuvo para disfrutar de ese día y el resto de los días escolares. Lena rio porque se parecían mucho en eso. Además, recordó sus risas, su ingenio, esa forma tan liberadora de demostrar amor, muy contraria a ella.

De a poco abrió los ojos y percibió una bruma resaliendo de su varita. Sonrió con suficiencia. Entre más recuerdos evocaba del infante, el hechizo crecía y crecía hasta separarse por completa de la varita, voló hasta el techo antes de recorrer el lugar adquiriendo su forma sólida.

—¡Maravilloso! ¡Espléndido! —chilló el anciano sin despegar la vista de aquel dragón. De ser posible su sonrisa se amplió cuando la diminuta libélula revoloteó en la cabeza del reptil provocándolo a expandirse.

Algunos magos en el salón de pruebas voltearon hacia el barullo y la luz cristalina del hechizo: los destellos plateados flotaron en el aire como una niebla prometedora de la magia más pura. Algo que distaba mucho de sí, según Lena.

Aleks le sonrió desde el otro lado de la habitación e, imitándola, pero costándole mucho menos, pronunció el mismo hechizo y su coordinador no tardó en felicitarlo. La pelirroja sonrió cuando el dragón de Aleks voló hasta el suyo y comenzaron con una danza en el aire, batiendo sus alas sincrónicamente.

Lena buscó con la mirada a sus acompañantes y, Russell Sheathes y Joshua Huchbaum le sonrieron desde los balcones del segundo piso. Llevaban de espectadores en las pruebas, lo cual gradecía mucho. Aunque no podía hablarles en ningún instante, mirarlos cada tanto era como un calmante.

—Ha sido un placer impartir este examen, señorita Sheathes. Desde hace mucho tiempo no sentía una magia tan peculiar como la suya. —Sonrió y a Lena no le quedó mayor seguridad de unos buenos resultados. Observó al hombre hacer unas ultimas anotaciones en un largo pergamino y optó por desaparecer a su patronus—. Los resultados le llegarán por lechuza la primera semana de agosto. Que tenga una buena semana.

Aprendiz de los doce magos | [Harry Potter Fanfiction]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora