XLII. ¿Siempre vas a odiarme?

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XXXIX. ¿Siempre vas a odiarme, Magdalenita?

No creía que ese fuese el final.

El sabor agridulce de su primer año le recordó las dos perspectivas de su vida. La luz de gente inigualable y la oscuridad al perder a uno de sus seres queridos. Ella se veía como una luz parpadeante; a veces iluminaba con sus capacidades fantásticas y toda aquella magia rodeándola, otras veces, en lo más profundo del abismo y la cólera se apagaba su alma por el insano deseo de cobrar venganza. Era buena y mala a la vez. ¿Por qué no podría ser solo luz, o solo oscuridad? ¿Por qué no podría tener un solo camino fácil?

Soltó un suspiro y bajó por las escaleras blancas del recibidor con su baúl flotando tras ella. La expresión le cambió a una burlona cuando miró al frente.

—Vaya, vaya. Entonces sí recordaron que debían esperarme, par de mujeriegos.

Con los pasillos desolados pensó que ya todo mundo se dirigía rumbo a Hogsmeade, pero no era así. Sus fieles amigos, sentados sobre sus baúles, aguardaban bajo la sombra de un árbol.

— ¿Disculpa? Yo no era el que estaba besuqueándose con su ex ligue, recicladora —recriminó Jarel con el mismo tono de voz.

La pelirroja gruñó siguiendo de largo. De todos modos, sus amigos caminaron tras ella, sin un solo carruaje a la estación tenían que irse andando. Vaya suerte de último día. Ni siquiera recordó porqué demonios se le hizo tan tarde.

—¿Por qué no detuvieron el último carruaje?

—¡Oh! Claro que lo hicimos, —respondió Aleks con su maleta flotando—. Pero en cuanto Ethan se enteró que te esperábamos nos lanzó desde el carruaje y se lo llevó.

Lena se detuvo en seco y los miró sobre el hombro, detallando sus túnicas todavía sucias de tierra. Rio mirando a las nubes.

—Se cobró lo de la fogata.

—¿Y nosotros por qué tenemos que pagarlo? —inquirió Jarel alejando un mosquito—. Digo, con eso de que te encanta caminar yo no le veía ningún problema, ¿sabes?

—Cálmate, quejica. Mejor dinos qué harás en vacaciones. ¿Vuelves a Francia?

El rubio permaneció en silencio unos segundos mirando al camino de frente. Parecía como si degustara sus palabras antes hablar.

—Mamá sigue con mucho trabajo, mi padre tampoco es muy comunicativo, y, hermano está viviendo su propia vida; es probable que uno de estos días surja un viaje sorpresa. —Se encogió de hombros—. ¿Qué tal ustedes?

—Conseguir un empleo y practicar para los EXTASIS. Supongo —respondió Aleks menos convincente que el rubio.

Lena intuía que detrás de sus palabras ocultaba algún secreto, mas, no diría nada hasta que su amigo sacara el tema.

—¿Y tú, Lenita?

—Conseguir un empleo, vivir un poco, disfrutar a mi familia... No quiero que todo sea como en navidad. También queda esperar noticias sobre la custodia de mi hermano, hace mucho que no me dicen nada.

—No quieren preocuparte más. —Entrelazó sus brazos libres y le sonrió—. Además, los hermanos siempre tendrán un lazo indivisible, lo digo por experiencia.

Lena no se sentía tan positiva como para creerle, no obstante, tampoco deseó que su pesimismo atrajera malas noticias, así que solo se encogió de hombros y le devolvió una sonrisa de labios sellados.

El resto del trayecto fue silencioso y tranquilo. El sol de mediodía era soportable y la sombra de los arboles hacía del camino algo llevadero. Esa pasividad se terminó conforme se aproximaban a la estación en Hogsmeade, pues los alumnos tenían un barullo peleando por un vagón decente.

Aprendiz de los doce magos | [Harry Potter Fanfiction]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن