Capítulo 19: Una Pareja Reunida

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Esa mañana, había quedado con Historia, en el club. Para mi sorpresa fue encontrarme a Armin nada más entrar a la sala. Se centraba exclusivamente en su famoso y misterioso cuaderno entre su manos, observaba la ventana con atención y dibujaba en la hoja en blanco.

Me acerqué sigilosamente, ya que él estaba de espaldas, sentado en la silla que habitualmente yo utilizaba para ensayar. Por encima de su hombro, miré lo que hacía. Era verdad lo bien que dibujaba, calcaba a la perfección la ventana y el exterior que se veía por ésta. Dejé caer mi barbilla en su hombro, sobresaltándolo al instante acompañado de un grito.

- ¡Ah! - tiró por impulso su cuaderno. Me miró asustado con toda su cara descolocada.

- ¡No soy un fantasma! - exclamé en una carcajada.

- Me has asustado, Mikasa - puso una mano en la zona de su corazón, mientras suspiraba.

- No era mi intención - lo rodeé, recogiendo su cuaderno y entregándoselo. No dudó en protegerlo con su cuerpo - Algún día me dejarás ver lo que hay en ese cuaderno - le dije desafiante. El ojiazul empezó a negar de manera exagerada, moviendo en su acción, sus cabellos rubios.

- Nunca en la vida - mencionó cómico. Obligándome a soltar otra carcajada - ¿Te avisó Historia? - preguntó, cambiando de tema.

- Sí - respondí acercando una silla, quedando frente a él - Supongo que a ti también te habló - me senté. Armin afirmó con la cabeza, volviendo a su cuaderno.

- Creo que es algo de... Ymir - mencionó la última palabra en un murmuro. Su divertido brillo en los ojos se apagó de inmediato.

- ¿Sigues enamorado de ella? - pregunté sin rodeos. Alzó su cabeza, mirándome sorprendido con un gran sonrojo en sus mejillas.

- ¡Q-Q-Qué! ¡N-No! ¡No dig-gas tonterías, Mikasa! - tartamudeó, escondiendo su rostro en su cuaderno.

- No sabes mentir, Armin - confesé altanera. Apoyé mi espalda en el respaldo de la silla cruzando mis brazos y piernas.

- Tienes razón... - suspiró aún con su rostro tapado - Pero quiero que sea feliz, si es con otra persona que no sea yo... - fue destapando su cara hasta mirarme. Me sonrió tímido. Sentía algo de lástima por él, es demasiado amable y bueno con las personas para que tenga que sentirse así.

- Eres un cachito de pan, Armin - lo miré con tristes ojos, apoyando mi codo en la pierna y acomodando mi cabeza en mi mano. Él no pudo contestar nada ya que la puerta fue abierta abruptamente.

Por allí se asomó Historia con miles de libros entre sus brazos, tapando todo su torso y cara. Armin y yo nos levantamos, entre los dos, cogimos los primeros libros, empezando a encontrar su rostro entre tanto libro.

- Muchas gracias, chicos - agradeció acercándose a la mesa más cercana.

- No hay de qué - contestó Armin frente a ella. Ambos se dedicaron una amigable sonrisa, empezándome a sentir aislada con tanta bondad y cariño.

- He tardado mucho, perdonad. La bibliotecaria me ha colocado libros antiguos y ha dicho que los lleve a algún lado. No se me ocurría otro lugar así que los he traído aquí - informó jugueteando con un mechón de su cabello rubio.

- Traes muchos libros, ¿no? - recuerdo que al principio del curso, mi primer encuentro con Levi fue con enormes cajas, las cuales contenían carpetas. Por no hablar de las estanterías, que últimamente estaban más sobrecargadas de libros.

- Sí. Son todos o la mayoría de música. Ya sabes, biografías de cantantes que revolucionaron el mundo, libros de pop, rock, filosofías en los distintos países... No sé, me encanta leer libros de esto. Al ser muy antiguos y pocos populares pues la bibliotecaria me los regala - se sentó en la mesa, al lado de los libros.

El Arte De Amar Where stories live. Discover now