Capítulo 15: Enfermedad

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- Calor... - tosió. No lo pensé más y aunque el color de mis mejillas ya cambió, decidí quitarle la camisa. Botón por botón, pude ir viendo parte de su abdomen. Vaya... no está mal... Aunque no tuviera tableta, se notaba que en un pasado eso sí estaba ya que si te fijabas, las principales líneas no habían desaparecido. También el sudor y el movimiento de respiración hacían verlo con una piel resistente y fuerte. Por no hablar de sus brazos que dejaban apreciar sus verdosas venas débilmente pero al mismo tiempo fuertes.

- ¡Mikas.. AAAAAAHH - escuché a Hanji gritar detrás de mí - ¿Por qué estás desnudando al enano?! - gritó con una pícara sonrisa pero con preocupación al mismo tiempo por la situación de Levi.

- H-Hanji... No es lo que parece. ¡Lo juro!

- Jojojo, pues tus manos no dicen lo mismo.

-¿Eh? - las miré. ¡Desde cuando estaban encima de su abdomen! Las quité de inmediato, mirando a Hanji avergonzada pero la muy estúpida no quitaba esa maliciosa sonrisa - Hanji no es lo que piensas - repetí con un leve sonrojo.

- ¿Y qué pienso, Mikasa? - preguntó divertida - Sé que te llevas bien con el enano, o casi bien, pero no sabía que era este tipo de temas... Nos tenemos que contar muchas cosas, Mikasa - su tono de voz cambió tras esas palabras, dándole algo de sensualidad y misterio. Abrí la boca para hablar pero fui interrumpida por la aparición del enfermero, que traía consigo artilugios y medicamentos. Nos miró a ambas con curiosidad.

- Ya nos vamos... Deje que me lleve a esta pequeña pervertida - mencionó burlona. En un santiamén agarró mi muñeca y tiró de ella, saliendo de la sala. De reojo pude ver a Levi y al hombre que lo atendía, reflejando confusión en su mirada.

Ya fuera, en el pasillo, Hanji se apoyó en la pared del frente, riéndose en silencio.

- Cállate ya, quieres - comenté malhumorada. Antes esas palabras, borró su sonrisa de inmediato, reflejado en su rostro una línea recta pero, nada, volvió a reírse bajito. Suspiré con fuerza, dando a entender mi furia.

- Sí... Ya paro, ya paro... Es que estabas tan roja y el enano tan vulnerable que me producía hasta gracia - que cruel puede llegar a ser esta mujer - Si necesitas ver cuerpos masculinos, te puedo ayudar, podría pasarte algunos modelos...

- No me interesa eso - la interrumpí - Además, el caso importante aquí es la salud de Levi y ni siquiera has preguntado por él. Sólo has venido a reírte - creo que se molestó porque no tardó en fulminarme con la mirada.

Hanji no respondió después de mi contraataque, gobernando el silencio en el pasillo, un silencio incómodo. Para nuestra suerte, Nanaba y Armin venían corriendo hacia nosotras.

- ¿Qué pasó? - preguntó Nanaba preocupada.

- Se ha desmayado. Ahora está el enfermero atendiéndolo - la informé. Se quedó callada, procesando la información para luego volver a hablar.

- Falta poco para la siguiente hora, id a por vuestras cosas e iros a clase - cogió el pomo de la puerta y entró pegando un portazo. La primera en irse fue Hanji, sin decir absolutamente nada, dirección contraria a la mía, aquello extrañó al rubio que sin dudarlo se acercó a mí y me susurró.

- ¿Ha pasado algo? - empezamos a caminar por el pasillo hacia la planta de arriba.

- Nada importante... - respondí, dejando el tema en el aire.

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