Capítulo 8: Sonrisa

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- Mikasa... - dijo parpadeando un par de veces, dándole un toque "tierno" - ¿Me prometes que no se lo contarás a nadie? No lo sabe nadie, Mika - Puso su dedo índice en sus labios. Que mal rollo.

- Claro... claro que no... S-soy una tumba - las palabras salían entrecortadas, sentí un leve ardor en mis mejillas.¿Me puse roja? Empezó a reírse de mí a carcajada limpia.¿Es bipolar este chico? - P-pasa algo... - dije nerviosa.

- Hahahahah.... - se puso sus manos en su barriga, hasta los ojos se le cristalizaron - Es que... Tu cara es buenísima. Mikasa... Ahahahah.... No soy... No soy gay - dijo como pudo.

-¿Eh? - cambié totalmente de humor. Lo miraba seria con una de mis cejas enarcadas.

- Erwin y yo no somos pareja - decía burlón.

-¿Entonces que hacemos aquí? - pregunté con tono molesto.

- No sé... Es un encargo de Erwin a saber para quién. Él es muy reservado,¿sabes? - dijo metiéndose en la tienda. Lo seguí.

- Mira quien fue a hablar - rodé los ojos, escuché una leve risa - Y...¿Qué flores son? - la tienda era inmensa, rodeada de diferentes flores con distintos colores y distintos tamaños. Estaba fascinada por aquel ameno lugar.

- No sé... Creo que son amapolas - habló desde algún lado de la tienda. Lo perdí de vista muy rápido. Era raro porque no había nadie, ni siquiera los empleados.

-¿Crees? - dije en un suspiro.

- BUUUH

- AAWW - grité del susto que el estúpido pegó. Sonreía burlón con una rosa entre sus manos.

- Ahahah. Necesitas ayuda... pequeña flor - hablaba con acento francés, moviendo la rosa de una forma elegante entre sus dedos.

- Te pareces a Jean - le quité la flor entre sus manos.

- Oh, no por Dios - volvió a su tono de voz natural - Todo menos eso - observé como rodó sus ojos hacia un lado.

- ¿Por qué? Es un buen chico, es verdad que es muy vago. No deberías pegarle las palizas...que le... ¿Me estás escuchando? - desde que rodó los ojos no paraba de mirar algo a su lado.

- Encontré las amapolas - las señaló. Me acerqué a él y miré donde señalaba. Unas rojas flores se asomaban por una gran maceta. Nos acercamos a ellas y las miramos atentos. Levi se puso en cuclillas para tocarlas y yo me agaché, poniendo mis manos en mis piernas.

- Wow, son muy bonitas - dije - Además huelen muy bien - estaba a una considerada distancia de las flores pero su aroma traspasaba mis fosas nasales.

- Te lo diré... - lo miré ante su comentario - Las amapolas son para Hanji, es un regalo de Erwin - por la sorpresa, arqueé mis cejas y parpadeé un par de veces. Hubo un breve silencio.

-¿Crees...qué a Erwin le gusta Hanji? - pregunté algo dudosa. No quería revelar el secreto de Hanji, pero si él sabía algo...¿Qué haría?¿Le contaría a Hanji esta información?¿La estaría ayudando?

- No lo sé... - se puso de pie y se dirigió a coger un ramo de amapolas - Esos dos son muy raros para ese tipo de cosas. Si no los conoces piensas que son pareja por su cercanía, como se hablan, como se miran...

- Ah, ¿entiendes el típico juego ese de miradas? - dije dándole sorpresa a la pregunta.

- En realidad, no. Pero siempre hay un brillo muy extraño en sus ojos cuando se miran. A veces hasta me han dado ganas de vomitar - empezó a andar con el ramo en sus brazos.

- Qué bruto eres... - comenté.

- Uy lo siento, señora tomate.

-¿Señora tomate?

El Arte De Amar Where stories live. Discover now