Shakespeare in Love.

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KATNISS.

  — ¿Qué vamos a hacer qué?— pregunté de nuevo, sin creer lo que acababa de decir.

— Vamos a ir al cine— repitió él, y rápidamente añadió—: más o menos.

— ¿Cómo vamos a ir al cine? ¿Más o menos? 

Me incorporé en la cama y miré como comenzaba a arrastrar los pies entre las muchas bolsas que había traído. 

  — Bueno, evidentemente, el doctor Haymitch me miraría mal si te secuestrara y te llevara a un cine de verdad— dijo, sacó lo que parecía un mini reproductor de DVD y lo puso en mi mesa de madera. 

Lo colocó en dirección a la pared y lo inclinó hacia la derecha. 

  — Dado que una noche en el cine estaba descartada, tiré de algunos hilos y pude pedirle prestado al departamento de Marketing este pequeño proyector, gracias a un favor del departamento de Recursos Humanos. Así que, esta noche, vamos a ver una película de tu elección en pantalla grande, o tan grande como podamos ponerla— añadió. 

Giró un interruptor y apareció un cuadro blanco brillante en la pared que había frente a mí. 

  — Oh, Dios mío, ¿me estás tomando el pelo?

Casi grité de la emoción. 

Cuando acabó de montar el proyector se dio la vuelta y sonrió. 

  — Sé que no es exactamente tu número setenta y uno, pero pensé que podríamos usarlo como un sustituto hasta que logremos sacarte de aquí. Entonces, podremos llevarte a un cine de verdad, y podrás tacharlo de tu lista. 

  — Es perfecto. 

— Bien, pero aún no he terminado— dijo, atravesó la habitación hasta las bolsas de papel de un supermercado local—. ¿Qué cine falso estaría completo sin palomitas de maíz? Las cogí sin sal de la sección de comida orgánica. Es probable que sepan a mierda, pero al menos podrás comértelas. Además, te he traído M&M's y natillas, por supuesto. 

— Estás loco— dije. 

— He oído mucho eso hoy. Entonces, ¿qué quieres ver ángel? 

Volvió a correr hacia la bolsa negra en la que había traído el proyector y sacó un elegante ordenador portátil de color negro. Tenía un pequeño logotipo del hospital en la tapa. Al parecer, el favor del departamento de Recursos Humanos también incluía un ordenador portátil. 

  — No lo sé, ¿cuáles son mis opciones? 

— Bueno, me tomé la libertad de preguntarle a Annie cuáles eran tus favoritas, y ella se ofreció a traerme varias durante su hora del almuerzo— dijo él, y sacó un estuche lleno de Dvd's—. Además, añadió algunos extras. Elige el que quieras. 

Abrí el estuche de cuero lleno de Dvd's, y no me sorprendió ver que Annie había colocado Frozen en la primera funda de plástico. Resoplé y seguí mirando, abrumada por la generosidad de Annie. Había conseguido reunir todos mis favoritos como Todo en un Día y Dirty Dancing, y otras tantas que estaba deseando ver pero que aún no había podido. 

  — Esta— dije, señalando mi elegida. 

— Creo que nunca la he visto. ¿Y tú?— preguntó, y sacó el brillante disco de la funda de plástico trasparente. 

Negué con la cabeza. Lo preparó todo y regresó a la cama conmigo. Comencé a moverme un poco para darle más espacio en mi pequeño colchón individual, pero él me devolvió a mi sitio y tiró de las mantas sobre mis piernas desnudas. Luego, cogió una bolsa de palomitas para los dos. 

Vivir (Evellark)Where stories live. Discover now