Un futuro por escribir.

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PEETA.

La cálida luz de California se derramaba perezosa a través de la ventana, iluminando su larga melena oscura como un halo. Ella me sonreí mientras la piel desnuda de su hombro asomaba de la sábana color cobalto oscuro.

Era así como la recordaría siempre.

Me separé del escritorio y le di la vuelta a la foto. La había colocado allí semanas atrás porque necesitaba ver su rostro de nuevo, necesitaba recordar por qué me encontraba allí y no en aquella cama, abrazando a la mujer que amaba.

Puede que parezca un tanto sádico conservar un recuerdo que me mostrase constantemente todo cuanto había perdido y jamás tendría. Pero cada día desde que realicé aquella llamada a Marvel y me marché lejos de ella hacía exactamente lo mismo. Tan solo sentarme en aquel despacho ya me lo recordaba lo suficiente.

Al menos, ver su hermosa sonrisa, su amor radiando desde sus tiernos ojos grises, reafirmaba todo lo que estaba haciendo, el motivo por el cual me encontraba allí.

Ella estaba viva.

En algún lugar de Santa Mónica en aquel precioso instante, estaba empezando de cero, viviendo la vida que siempre había deseado, y nada de eso habría ocurrido si yo no estuviese ahí sentado.

Me miré el reloj y me di cuenta de que estaba a punto de llegar tarde a mi reunión. Presioné el botón del intercomunicador y esperé a que Clove, mi secretaria, respondiese.

— ¿Sí, señor Mellark? — me respondió.

— Peeta, Clove. Llámeme Peeta, sencillamente — dije entre risas.

— Lo siento señor Mellark.. Peeta, señor.

Clove fue secretaria de mi padre antes de heredarme a mí y me encontraba que aquella falta de formalismos que instauré entre los pocos empleados con los que trataba de manera directa la hacía sentir confusa y asustada.

Cuando le comuniqué que, de ahora en adelante, era libre de vestir lo que fuera que le apeteciese para ir a trabajar su respuesta fue: "Pero, ¿tengo que hacerlo?".

Siguió fiel a sus faldas de tubo y sus chaquetas entalladas mientras los demás aparecíamos de vez en cuando vestidos de manera informal.

Yo había sido "californizado".. o, al menos, eso es lo que decía el personal.

— ¿Está preparado el almuerzo para mi reunión con Marvel y la junta directiva?

— Eh.. bueno, en realidad — balbuceó —, su hermano, quiero decir, el señor Mellark, canceló la reunión ayer a última hora.

Arqueé una ceja al escuchar aquello. Él nunca antes había cancelado algo que hubiese planificado yo.

— ¿Que la ha cancelado?

— Así es, señor.

— ¿Ha dicho por qué?

— Sí, lo ha hecho. Dijo que tenía un asunto que resolver y que no volvería a tiempo.

— ¡Pero qué cojones! ¿Qué clase de asunto? — vociferé, arrepintiéndome de inmediato por el tono empleado —. Lo siento, Clove. Le pido disculpas. Gracias por el mensaje. Me aseguraré de aclararlo de inmediato con mi hermano.

— Mmm.. bueno, en realidad..

— Gracias.

Presioné el botón de cierre antes de que la ira se alzase en mi tono de voz de nuevo. En seguida llamé a mi hermano a su móvil, pero saltaba directamente el buzón de voz.

Vivir (Evellark)Where stories live. Discover now