Capítulo 10

3.7K 281 4
                                    

Abro mis ojos antes de que el amanecer salga, muevo mi cuerpo por toda la cama, buscando la manera de volverme a dormir, pero el sueño nunca llega

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Abro mis ojos antes de que el amanecer salga, muevo mi cuerpo por toda la cama, buscando la manera de volverme a dormir, pero el sueño nunca llega. Me levanto de la cama y de la frustración, tiro todo para el suelo, me deslizo hasta llegar a la ventana y me quedo ahí, viendo como poco a poco se va aclarando. De la nada, comienzo a escuchar algunas palabras subidas de tono, giro mi rostro hacia la puerta y a cada segundo aquellos gritos se hacen más fuerte y cercano.

«¿Están discutiendo en alemán?» me pregunto mientras me alejo de la ventana, pero mi cuerpo se detiene y se tensa al escuchar a Eliseo.

—¡No tienes ni un puto derecho! —exclama Eliseo.

La puerta de la habitación se abre de golpe, y miro a Khalid y a Eliseo detrás de él. Khalid se gira para enfrentar a su amigo.

—Es ist eine verdammte Ordnung [Es una maldita orden] —y le cierra la puerta en su cara.

Doy algunos pasos hacia atrás al escuchar que le pasa llaves a la puerta, empiezo a buscar algún objeto que me sirva para defenderme.

—Cada día me decepcionas más, bonita —escupe y mi cuerpo se pone rígido por completo, hago el intento de no sentir miedo—, pero cada vez que te quito de vista, estás rompiendo más de unas reglas.

—No sé de qué hablas —murmuro sin mirarlo.

Escucho como los pasos de Khalid se van acercando y mi cuerpo va tomando distancia, con cada paso que él da, mi cuerpo de inmediato retrocede.

—Oh, bonita —escalofríos viajan por mi cuerpo al escucharlo ronronear—, ¿en serio quieres jugar este juego?

—No... —y hago una pausa al sentir mi tartamudeo—, no estoy jugando a nada...

—Saliste de la habitación ayer.

Un temblor pasa por mi cuerpo.

—No... no sé de qué hablas —repito y trago saliva al pronunciar la última palabra.

Cuando él da dos pasos más, mi cuerpo se tira a la cama y ruedo hasta la otra punta, me giro rápido y él se queda al otro lado; solo nos separa la cama. El rostro de Khalid tiene un brillo de humor, el mismo que le vi a Tania ayer.

—¡Se te olvida que soy el maldito jefe aquí! —ladra y la puerta da un golpe fuerte.

—¡Abre la puerta, Khalid! —grita Eliseo al otro lado, vuelve a golpear.

Pero mis ojos no se han atrevido a desviarse hacia la puerta, en tan poco tiempo aprendí en no quitarle la vista encima; mantengo mi respiración tranquila y ninguno de nosotros nos movemos. Eliseo sigue golpeando la puerta, tan fuerte que me sorprende que aún no lo haya derrumbado.

—Hagamos esto por las buenas, bonita —su voz es calmada—, admítelo y tal vez, te perdone.

«¿Perdonarme? Esto debe ser una estúpida broma».

Khalid CafieroWhere stories live. Discover now