Capítulo 6

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El mercado FaT, en segundos, se encuentra abandonado, los visitantes corren por sus vidas, mientras que los dueños de las tiendas se encierran en sus casas

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El mercado FaT, en segundos, se encuentra abandonado, los visitantes corren por sus vidas, mientras que los dueños de las tiendas se encierran en sus casas. Mi cuerpo se encuentra completamente tieso, sin quitar la vista de ellos, de él; mi respiración se vuelve superficial y al ver que él trata de agarrarme, inconsciente, me arrastro hacia atrás. Antes de que él pueda seguir, su vista se va detrás de mí y noto como su sonrisa crece en aquel rostro, veo sus dientes amarillos y torcidos.

—¡Pero miren a quien tenemos aquí! —exclama con una gran alegría— ¡Al mismísimo Khalidis! —el arma de él se alza al cielo y dispara como un desquiciado, me cubro los oídos al escuchar el primer disparo y luego sus carcajeadas—. Me imagino que ella es tu zorra.

Mi respiración se corta al no poder apartar la mirada en él, alguien me sujeta por debajo de mis axilas y suelto un leve grito por el miedo, pero me pongo de pies al ver que es Giles y me coloca detrás de él.

—Esta es una zona de paz, Tiburón —habla Eliseo—, estás rompiendo el acuerdo.

—El acuerdo dice que se puede comenzar una matanza cuando vea a alguien robar —y mi mente puede llegar a entender algo, entiende que tal vez aquella anciana me dio el juguete teniendo la certeza de que Tiburón me estaba viendo—. Y ella, ha robado un juguete.

Sujeto a Giles por algún lado de su chaqueta.

—Eso es mentira —susurro con el miedo en la garganta apretándome. Giles solo gira un poco su rostro y lo mueve.

—Estás pasando líneas, Tiburón —vuelve hablar Eliseo—, te aconsejo que bajes tus niveles de estúpido y analices la situación.

—Oh, ¿eso crees? ¿qué no he analizado la situación? —y al decir sus últimas palabras chasquea sus dedos, un sonido fuerte y limpio; sombras aparecen en el suelo y al subir mi vista observo a varios hombres en las terrazas de algunas casas, con la misma vestimenta hawaiana y apuntándonos con sus armas.

Gimo y mis manos aprietan más fuerte el lugar que tengo sujetado, dejo que mis ojos se muevan, observando a cada hombre de Tiburón y con aquellas ansias de asesinar. De reojo noto a los hombres de Khalid, no son mucho comparado a los hombres de Tiburón. Giles me agarra la mano y me empuja a una dirección diferente, entramos a un callejón estrecho y largo, él me cubre con su cuerpo y dispara a los hombres que salen. Escucho los disparos y entiendo que se ha formado una matanza entre ellos.

—¡No te detengas! —grita.

Mientras corro subo un momento mi vista y veo dos hombres asomarse en aquellas terrazas, pero de inmediato sus cuerpos se van a un lado al recibir varias balas por Giles. Sigo corriendo sin detenerme siguiendo aquella espalda ancha y musculosa; él me suelta la mano y noto como se van a una parte detrás de su chaqueta y saca algo para colocarlo en su pistola. Los disparos se escuchan tan cerca, como si cada una de ellas me estuviera pasando por los lados. Dos hombres salen al final del callejón, Giles me empuja a un lado y escucho un leve gruñido de su parte, pero no se detiene para dispararles.

Khalid CafieroWhere stories live. Discover now