Capítulo 4

5.6K 498 71
                                    

— ¿Qué tal todo, Bi? —Mandy me regaló una sonrisa mientras nos sentábamos en las mesas de la cafetería, cada una cargando su charola con nuestras respectivas comidas.

—He hecho una nueva amiga —musité, soltando un suspiro pesado—. Y supongo que un amigo nuevo, también.

— ¿Ah, sí? —El interés brilló en los ojos de mi rubia amiga—. Cuéntame más. No me dejes con las dudas. Cuando una persona cuenta algo, debe contarlo bien.

Solté una risita mientras encajaba el sorbete en la lata de refresco sabor cereza.

—Bueno, Jacob conspiró con mi abuelo, haciéndome ir a casa de un amigo de ellos —musité, tomando una sorbida de la bebida gaseosa—. En fin, Charlie, que aparenta tener unos cuantos años más que mi papá, tiene una hija. Su nombre es Bella. Así que, al llegar a su casa, ella estaba con su novio, un tal Edward...

— ¿Entonces? ¿Son amigos?

—Me parece que sí —asentí repetidas veces con la cabeza—. Además, Charlie me ha dicho que hoy es el cumpleaños de Bella. Y que tienen una sorpresa para ella, aunque ella no quiera. ¿Adivina quién está invitada a una casa totalmente desconocida, escondida en el bosque, perteneciente al novio de una chica que acabo de conocer? —alcé mis dos manos pulgares, señalándome—. ¡Esta nena!

Mandy rió, negando con la cabeza.

—Te deseo la mejor de las suertes —puso una mano sobre mi cabeza, sin parar de reír—. No vaya a ser que te maten...

—Ellos no matan personas, Mandy.

O eso creía.

[...]

Solté un suspiro de puro nerviosismo al encontrarme frente a la puerta de la casa de los Swan. Mandy me había prestado uno de sus vestidos de estampado de flores, con un angosto cinturón de color marrón, acompañado por mis inseparables botas marrones. Mi cabello se agitó con el viento justo cuando toqué el timbre de la casa, volviendo a suspirar.

La puerta se abrió, dejándome ver a Charlie.

— ¡Oh, Bianca! —Me saludó con entusiasmo—. ¡Qué bien que viniste! Podríamos comer lo que traje, ya que mi adorada hija no apetece comer nada.

—Si cada vez que vengo, me alimentan, vendré más seguido —reí ligeramente, entrando detrás de él.

—Estás bienvenida cuando gustes —sonrió, logrando que su bigote castaño se removiera—. Cuando estamos solamente Bella y yo, suele ser un poco aburrido. Quizá Bella y tú se hagan buenas amigas...

—Yo creo que lo seremos, Charlie.

Llegamos a la sala donde estaban Bella y Edward. Los ojos de ambos se posaron sobre mí, haciéndome sentir brevemente incómoda. Dibujé una media sonrisa en mi rostro y me acerqué hasta la chica de cabello oscuro, teniéndole una pequeña cajita de madera.

—Feliz cumpleaños, Bella.

Ella me miró, sorprendida. Sus ojos se agrandaron mientras abría la caja de madera que Jacob me había dado para guardar el regalo.

— ¡Está muy bonito! —Charlie soltó un silbido, acercándose a su hija y observando el obsequio que le había regalado por su día especial.

Era una cadenita sencilla, con una perla de mar como dije.

—La hice yo misma, anoche, para ser exactos —sonreí con alegría al ver mi obra maestra—. Espero que te haya gustado.

Pero la chica seguía sin demostrar reacciones. Miré el suelo, volviendo a sentir mi incomodidad brillando. Solté un nuevo y repotenciado suspiro, dirigiendo mí vista hacia el chico de ojos dorados que no había prestado atención.

Out of the WoodsWhere stories live. Discover now